Calificado como el padre del “milagro económico boliviano”, el economista Luis Arce Catatora, cuenta el haber conseguido durante sus más de 11 años al mando del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (2006-2017 y, después un segundo período en 2019) el mayor crecimiento económico que el país tenga memoria, la estabilidad monetaria, un inicio de industrialización de los recursos naturales, así como una sensible reducción de la pobreza en más de la mitad.

Luis Arce Catatora tiene un arma de la que sin duda deberá servirse frecuentemente. Es considerado un hombre más de consenso que David Choquehuanca, el ex-canciller que ahora está llamado a ocupar el cargo de vicepresidente, representante del importante sector indígena. Y cuenta con la confianza total del expresidente Evo Morales, pues Luis Arce fue quien tuvo a su cargo la elaboración de su plan económico de gobierno.

Durante su primera y prolongada gestión como responsable de la economía del país, Luis Arce pudo servirse de los cuantiosos recursos que Bolivia recibió derivados del aumento de las materias primas, así como de la política de nacionalización parcial del sector de los hidrocarburos.

Fue también el responsable de conducir la política de endeudamiento del país, considerada un éxito nivel internacional.

Este egresado de la Universidad Mayor de San Andrés y con una maestría en Inglaterra, propone como línea general de su gobierno volver al modelo “social comunitario productivo, y promover la industrialización con sustitución de importaciones”, una fórmula conocida en América Latina entre los años 1940-1960, consistente en promover las industrias locales que sustituyen importaciones.

El plan económico de Luis Arce y el MAS propone entre otras metas el desarrollo de un “diésel ecológico”, la industrialización del litio boliviano, la renegociación del capital e intereses de la deuda externa, así como la promoción de una empresa boliviana de fármacos en base a la medicina tradicional.

Asimismo; el candidato del MAS reiteró que su prioridad será ayudar a su país a enfrentar de la mejor manera posible la pandemia de la Covid-19.

Las diferencias entre su gestión como ministro y ahora, si se confirma su victoria como presidente, son importantes. Los ingresos del país se han reducido por causa del coronavirus y la caída de los precios de las materias primas. Además deberá enfrentar la división de la sociedad y la radicalidad de aquellos que no quieren saber nada del MAS, su partido.