Este lunes se vivió una nueva guerra de las teleseries, donde la imbatible Isla Paraíso de Mega, se enfrentó a la nueva producción de Canal 13, La Reina de Franklin.
Esta es la primera ficción nacional en horario vespertino del canal en cuatro años, y aunque el rating no la acompañó en su primera emisión (promedió 7 puntos y quedó en tercer lugar), sí se convirtió en el tema más comentado en redes sociales.
La trama de la teleserie no es nada novedosa, al contrario. Trata de Yolanda (Javiera Contador), una mujer dueña de un galpón en el barrio de Franklin, el cual arrienda a diferentes locatarios que han instalado sus negocios.
Su estilo de vida y trabajo se verán amenazados por la intención de Julia Tocornal (Claudia di Girólamo), por transformar el lugar en un nuevo mall. La mujer que es enemiga de la familia desde hace años, además es la madre de Franklin, un antiguo amor de Yolanda (y posiblemente el padre de su hija mayor).
El primer capítulo mostró como Julia engaña al padre de Yolanda para que le venda el lugar, lo que termina provocándole un infarto que acaba con su vida. Así que una vez más, la historia inicia con un funeral interrumpido por la villana quien llega a mostrar sus intenciones.
Aunque el personaje de Contador recuerda a la emblemática Quena Larraín de Casados con hijos, por su pelo, ropa y forma de hablar y moverse, es realmente un agrado tener de vuelta a la actriz en una teleserie, tras 18 años de ausencia.
Fiel en su estilo, Contador aporta chispa y logró sacar risas en algunos momentos del primer episodio, como cuando maneja una grúa para aplastar con un container el auto de su enemiga. Además de llevarse gran parte del peso de la historia.
Otro regreso que también es un gran aporte, es el de Claudia Di Girólamo, quien nos tenía acostumbrados a verla en papeles dramáticos en el último tiempo, desaprovechando su dotes en la comedia. La última vez que la vimos en un rol con tintes de humor fue en Matriarcas de TVN, en 2015.
Y como no destacar el “espanglish” con el que Julia intenta disimular su verdadero origen.
A todo esto se suman también las referencias a temas actuales como el uso del lenguaje inclusivo en varias ocasiones (y no siempre como broma), las tomas y algunos efectos especiales al estilo de Verdades Ocultas, que causan más risas que sorpresas, como la maqueta virtual que aparece en una reunión del grupo Tocornal.
Además de que la historia central repetida, uno de los puntos más débiles es la trama de Eduardo “Lalo” Marabolí (Nicolás Poblete), quien intenta reconquistar a Diana Poblete (Susana Hidalgo), quien acaba de volver de Nueva York convertida en una profesional.
Los actores (que son pareja en la vida real) no logran darle un nuevo atractivo a la historia que hemos visto varias veces en decenas de teleseries anteriores, y siguen jugando con los mismos elementos de “joteo” típicos.
Algo similar ocurre con el personaje de Daniel Alcaíno, quien interpreta a la pareja de Yolanda, Arturo Marabolí, quien parece ser la versión 2018 de Exequiel Pacheco, de Los 80.
Pero más allá de eso, la teleserie consigue su objetivo que es refrescar la pantalla y convertirse en una buena nueva alternativa para los televidentes, además de permitir que grandes talentos vuelvan a tener un espacio.
