A sus 50 años, Shonda Rhimes es una de las productoras de televisión más exitosas en el mundo, y aunque Grey’s Anatomy es su proyecto más conocido, no es el único.

Rhimes escribió por ejemplo Crossroads, la recordada película de Britney Spears y también adaptó a la pantalla El diario de una princesa 2. Además es la responsable de Private Practice, Station 19 y de las premiadas Scandal y How to Get Away with Murder.

Sus series llegaron a 256 países y anualmente producía más de 70 horas de televisión, lo que le permitió crear ganancias de dos billones de dólares para Disney, dueño del canal ABC, donde trabajó por 15 años.

A pesar de su estatus y el respeto que se había ganado en la industria y por parte de la audiencia, aún mantenía constantes batallas con su canal respecto a prepuestos, contenidos e incluso sobre la participación de las protagonistas de sus programas en una campaña para apoyar la candidatura a la presidencia de Hillary Clinton.

En ese mismo periodo en 2017, Rhimes y sus representantes querían negociar con ABC un nuevo contrato de varios años, sin embargo, la estación dilató el tema, con uno de sus ejecutivos decidido a bajar el sueldo de su productora ejecutiva más importante. A esto se sumaba que Shonda estaba comenzando a sentirse aburrida creativamente.

“Sentí que me estaba muriendo”,
aseguró en una entrevista con Hollywood Reporter. “Era como si hubiera estado empujando la misma pelota por la misma colina de la misma manera durante mucho tiempo”, agregó.

Las cosas llegaron a un punto de inflexión por culpa de un pase para ingresar a Disneyland. Según cuenta la revista, gracias a su contrato con la empresa, ella tenía un ticket de libre acceso intransferible para ella y su niñera. Sin embargo, un día necesitaba una entrada para que su hermana pudiese llevar a su hija mayor, ya que la niñera no podía.

Tras insistir por otro pase con el que podrían visitar todas las instalaciones del lugar, la empresa accedió de mala gana, pero cuando llegaron sólo uno de estos funcionaba.

Rhimes llamó a un alto ejecutivo de la empresa para pedirle su ayuda, pero su respuesta le caló hondo. “¿No tienes ya suficiente?”, le habría dicho el hombre a la mujer creadora de su serie más exitosa.

Apenas colgó el teléfono, Shonda llamó a su abogado y le exigió que buscara la forma de que ella pudiese integrarse a Netflix… y la encontró. En agosto de ese año, la creadora de Grey’s Anatomy llegó a un acuerdo millonaria de nueve cifras con Netflix, el primero de este tipo para la plataforma de streaming, dejando atrás su contrato de 10 millones de dólares al año con ABC.

Los coqueteos con Netflix comenzaron en 2016, cuando la artista se reunió con el CEO de la empresa, Ted Sarandos. “Lo primero que dije fue: ‘No vas a tener otro Grey’s Anatomy, no vas a tener Grey’s Anatomy en un campo de maíz, no vas a tener Grey’s Anatomy en un campo de béisbol o Grey’s Anatomy en un aeropuerto, eso simplemente no va a pasar’, y él dijo: ‘Nunca lo hubiera esperado"”, recordó Rhimes. “Y luego dije, ‘Solo quiero estar en un lugar donde pueda hacer cosas y nadie me moleste o me haga sentir como si estuviera en deuda’, y dijo, ‘Eso suena genial"”, agregó.

El acuerdo entre Shonda y Netflix se mantuvo en reserva, y hasta el día de hoy nadie ha confirmado la cifra de 150 millones de dólares que se especula. Sin embargo, esto no ocurrió con su par Ryan Murphy.

Antes de que Rhimes pudiese comenzar su primer proyecto, se supo que Murphy había llegado a un acuerdo con la empresa para dejar FOX y unirse a sus filas por 300 millones de dólares, es decir, el doble de lo que recibiría Rhimes. Acto seguido, el creador posó en una revista y habló de su nuevo contrato.

“Aquí está la cuestión: estoy un poco obsesionada con Ryan y lo cómodo que se siente al ser dueño de su poder… Tiene una casa increíblemente elegante, niños hermosos, y siempre parece que lo tiene todo resuelto, y luego hizo esta increíble sesión de fotos y fue dueño de su mierda. Y yo dije: ‘¿Por qué no poseer mi mierda? ¿Por qué siento que está mal hacerlo de alguna manera?”, reconoció.

Y así lo hizo en su discurso en el evento de Mujeres en Hollywood de Elle. “El otro día llegué a la conclusión de que los hombres se jactan y las mujeres se esconden. Incluso cuando no merecen alardear, los hombres alardean. Cuando los hombres merecen alardear, son buenos en eso”, dijo.

“Estoy recibiendo este premio por inspirar a otras mujeres, y ¿cómo puedo inspirar a alguien si me escondo?. En nombre de las mujeres de todo el mundo, me jactaré: Soy la showrunner mejor pagada de la televisión”, sentenció desatando el aplauso instantáneo de la gente.

Hoy Shonda está preparando su debut en la plataforma de streaming con tres nuevas producciones: Inventing Anna, Bridgerton y un documental sobre la bailarina y directora Debbie Allen.