Entre 70 y 100 milímetros de agua en 24 horas, granizos de gran tamaño y finalmente altas temperaturas fueron los efectos del sistema frontal entre las regiones de Valparaíso y el Maule que, en conjunto, se convirtieron en la tormenta perfecta para la agricultura.

Todavía no hay un catastro completo de los daños, pero al menos entre los 7.500 asociados a la Federación de Productores de Fruta al menos un 80% habría registrado pérdidas.

Lo más grave ha ocurrido con las uvas de mesa entre la quinta y la sexta región, especialmente las blancas de media estación que son en torno al 20% de toda la producción nacional y un 40% de todas las exportaciones anuales de fruta fresca.

De estos productos habría entre un 50% y un 100% de pérdidas dependiendo del sector, según Fedefruta.

En una reunión que sostuvo el ministro de Hacienda con la CPC, el líder de los empresarios, Juan Sutil, señaló que se están evaluando modificaciones al Fogape Reactiva para apoyar al sector.

Las pérdidas son millonarias, se habla de catástrofe agrícola, pero no hay catastro final, tampoco en cuanto a pérdidas económicas.

Se está analizando cuántos productos se pueden rescatar para exportación, cuántos se perdieron y cuántos se pueden vender en el mercado local, tomando en cuenta que un envío a China demora 40 días.

Esto va a generar un impacto en los precios, aunque debería ser acotado.

En el caso de las frutas que vayan a las ferias, este aumento de la oferta debería bajar los precios.

No obstante, en el caso de las hortalizas, el presidente de Fedefruta, Jorge Valenzuela, dijo que las pérdidas podrían significar alguna escasez en ciertas zonas.

Duraznos, ciruelas y arándanos también se han visto afectados por partiduras y manchas, aunque se pueden comercializar como frutos secos, lo que no alcanza a cubrir las pérdidas.

De esta manera queda endiente el balance del daño económico donde, al menos, se rescata que desde La Calera hacia el norte no hubo daños.