Claudia Soto produce hortalizas y flores en poco más de una hectárea, en el sector del baipás de Piedra Colgada, entre Caldera y Copiapó. Hace 17 años llegó desde Concepción a la zona junto a su familia y nunca imaginó que la mejor etapa de su vida la iba a pasar como agricultora, abasteciendo a los hogares de la capital de Atacama con sus verduras.

La mujer no sólo lidera al grupo de pequeños productores del Mercado Campesino del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) que cada semana venden rúcula, repollo, cebollines y lechugas en el Mall Plaza de Copiapó, sino que también reparte a domicilio “cajas de verduras amigables”, desde Piedra Colgada hasta Paipote.

Y además está en conversaciones para entregar sus hortalizas en conocidos restaurantes de la zona.

“Conquisté un pedazo de tierra en Atacama y de alguna forma quiero devolver lo que esta maravillosa región ha hecho por mi familia, al acogernos amablemente. Mi marido se vino por trabajo y yo me dediqué por mucho tiempo a ser vendedora en grandes tiendas, administrativa y también al negocio del tunning, con una tienda de artículos para automóviles”, relata Claudia.

Con el mundo de la agricultura no tenía cercanía. Todo partió porque no le gustaba ir tan seguido a las ferias a comprar verduras.

“Esto de dedicarme por completo a la tierra y a producir hortalizas y flores no fue de la noche a la mañana. No me gustaba comprar en la feria porque no sabía con qué agua estaban regadas las verduras, así que empecé a preparar una parte de mi terreno para sembrar y de a poco fui conociendo más de agricultura. Pero se me pasó un poco la mano y en un momento me pregunté ‘qué voy a hacer con tanta verdura’”, cuenta.

Al poco tiempo le encontró sentido, cambió el chip, tomó la pala y el rastrillo y se puso a labrar la tierra 24/7.

Claudia Soto | Indap
Claudia Soto | Indap

“No importa lo que hagamos, uno debe tener siempre un objetivo bien definido en la vida. Aunque la agricultura no fue parte de mi pasado, hoy le debo lo que tengo y lo que soy. No fueron años fáciles, porque los aluviones entre las quebradas de Toledo y Galleguillos nos dejaron aislados por meses. En este tiempo me dedicaba más a los claveles y otras plantas. Indap creyó en mi proyecto y me adjudicó un proyecto de riego tecnificado, lo que permitió potenciar las hortalizas y aumentar la productividad”, comenta Claudia.

Como no sabía dónde vender, probó suerte entregando cajas de productos frescos, cultivados sin ningún tipo de químicos, a domicilio.

“Lo hice por necesidad, pero se convirtió en un buen negocio. Después supe que iban a inaugurar un Mercado Campesino en el Mall Plaza y no la pensé ni dos segundos. Estuve en primera fila cuando comenzaron a buscar expositores. De ahí todo fue viento en popa”, afirma la agricultora.

De ser una integrante más del grupo de productores que asisten cada semana al centro comercial, Claudia quedó al frente. Hoy están a un paso de constituirse legalmente y pasarán a vender no sólo los viernes, sino también los martes y sábado, a pedido del público.

“Gracias a Dios tengo muchos clientes que me piden que les vaya a dejar verduras a sus casas y otros que conocí en el mall y me van a visitar al predio. Hay un circuito virtuoso, pero no se da por arte de magia, uno se lo tiene que provocar”, enfatiza.

El próximo paso de Claudia es obtener resolución sanitaria. “Me quiero concentrar en eso, porque están creciendo los mercados que ven a los pequeños productores como garantes de productos frescos y de inocuidad. El Mercado Campesino ha sido una oportunidad para enseñarle a la gente sobre las propiedades de las verduras y los beneficios que obtenemos de ellas”, acota.

Los días son cada vez más cortos para la agricultora, que está invitada a motivar emprendimientos agrícolas en Chañaral, Copiapó y Tierra Amarilla, “fundamentalmente porque estamos enseñando el valor que los productos campesinos tienen para la salud y el sustento de la gente”.

Claudia Soto | Indap
Claudia Soto | Indap