El ministro de Economía Luis Felipe Céspedes fue categórico: “este evento no tiene ninguna relación con el vertimiento de salmones que fue decretado tiempo atrás”.

La declaración fue compartida por el subsecretario de Pesca, Raúl Súnico, y el director nacional del Sernapesca, José Miguel Burgos.

Asimismo, el doctor Leonardo Guzmán, director del Instituto de Fomento Pesquero, descartó de plano la vinculación entre ambas situaciones, indicando que el vertimiento ocurre en el mar exterior, a 120 kilómetros fuera de la costa.

Según informó el Servicio Nacional de Pesca, 4 mil 659 toneladas de salmones fueron descargados en el mar exterior durante marzo, procedimiento que se realiza en situaciones extremas de mortandad.

Las afirmaciones de la autoridad se enfrentan a versiones de habitantes de la zona, que declaran haber presenciado vertimientos en las cercanías de la costa, sin respetar las 75 millas náuticas que exige la norma.

La crítica de los pobladores, apunta a que si bien puede no haber relación entre la marea roja y el vertimiento, no hay evidencia sobre los efectos que podría tener sobre los moluscos y las aves de la zona.

Eduardo Mondaca, investigador del Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH), exigió al Estado demostrar que el procedimiento de las salmoneras, no significó una amenaza socioambiental para el archipiélago.

“La autoridad hace afirmaciones, pero no exhibe informes de los veedores del proceso de descarga de peces y tenemos sospechas fundadas de que no se respetaron los protocolos”, aseguró.

El senador Rabindranat Quinteros (PS) ofició a la Armada para que informe cantidad de embarcaciones involucradas en el proceso, la cantidad de carga trasladada, la cantidad de viajes y el recorrido (track) de las embarcaciones. Misma información fue solicitada vía Ley de Transparencia por el CESCH.

“Es hora de empezar a investigar”

Víctor Guaquin, biólogo marino de la Universidad de Concepción, catalogó como “irresponsable” la actitud del Gobierno frente a la catástrofe al descartar el vínculo sin evidencia de por medio.

“Una cosa es que la marea roja se haya propagado por el fenómeno del niño o el cambo climático, y otra muy distinta es que de repente haya mortalidades de moluscos y aves”, aseguró el investigador, quien agregó que para conocer los efectos del vertimiento de salmones, lo ocurrido se debe investigar de forma seria.

“Si ésto (la marea roja) se repite todos los años vamos a tener una gran mortandad. Es hora de que las universidades, el Estado y las empresas empiecen a estudiar el tema. Desde las universidades hay voluntad, el problema es que no hay quién financie”, sostuvo Guaiquin, que además se refiere a otro flanco en la materia, el “por qué se tuvo que llegar al punto de tirar toneladas de salmón en descomposición al mar abierto”.