Turquía derribó el martes un avión militar ruso en su frontera con Siria, uno de cuyos pilotos habría muerto presuntamente a manos de rebeldes sirios, aunque hay versiones encontradas al respecto, en un incidente considerado “muy grave” por Moscú.

Uno de los dos pilotos murió por disparos de los rebeldes cuando llegó a tierra tras eyectarse del avión, y el otro está desaparecido, según fuentes rebeldes y de la oposición siria.

Varios videos, no autentificados, mostraron el cadáver de un hombre con uniforme, supuestamente el piloto, rodeado de rebeldes.

Según Ankara, el aparato violó el espacio aéreo turco. Y si bien Rusia admitió el derribo, aseguró que el aparato, un cazabombardero de tipo Sukhoi Su-24, volaba dentro del espacio aéreo sirio.

Posteriormente, un responsable turco, que pidió el anonimato, afirmó en Ankara que “Turquía dispone de informaciones según las cuales los dos pilotos están vivos e intenta recuperarlos”.

“No hay ninguna información” sobre la suerte de los dos pilotos, indicó por su parte el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, aunque Moscú luego afirmó que uno de los pilotos habría muerto.

Asimismo, un soldado ruso murió este martes en una operación fallida para rescatar a los pilotos, cuando el helicóptero en que viajaba fue tiroteado y debió aterrizar.

El incidente ocurrió al noroeste del territorio sirio, al norte de Latakia, escenario desde hace varios días de violentos combates entre el ejército fiel el presidente Bashar Al Asad, apoyado por la aviación rusa, y los rebeldes.

Las cadenas de televisión turcas mostraron imágenes del avión ruso ardiendo durante el vuelo y luego su caída en las montañas cercanas a la frontera turca, frente a la provincia de Hatay.

Tensión entre ambos países

Rusia había reaccionado rápidamente después del derribo. “Es un incidente muy grave”, había declarado Peskov.

Previamente, el ministerio ruso de Defensa negó categóricamente las acusaciones de Turquía sobre la violación de su espacio aéreo.

El aparato “se hallaba exclusivamente en el espacio aéreo sirio” y volaba a una altura de 6.000 metros cuando fue derribado, según el ministerio.

Desde el inicio de la intervención militar rusa para apoyar al régimen de Bashar Al Asad, a fines de septiembre, los incidentes fronterizos se han multiplicado entre Ankara y Moscú.

Cazas turcos interceptaron en dos ocasiones aviones militares rusos. En uno de estos incidentes, el 3 de octubre, Moscú se justificó por las “malas condiciones meteorológicas”.

Turquía también derribó el 16 de octubre un dron de fabricación rusa que entró en cielo turco.

La tensión entre los dos países se incrementó en los últimos días tras una serie de bombardeos rusos que según Ankara, afectaron a localidades de la minoría turcófona de Siria. Turquía convocó el viernes al embajador ruso para advertirle de las “graves consecuencias” de esta operación.

Ankara y Moscú están enfrentados en el conflicto sirio, que ha dejado más de 250.000 muertos desde 2011. Rusia, con Irán, constituye el último apoyo al régimen de Asad. En cambio el presidente turco islamo-conservador Recep Tayyip Erdogan exige que el presidente sirio deje el poder.

El ministro ruso de Exteriores Serguei Lavrov, quien tenía prevista una visita el miércoles a Ankara, para entrevistarse con responsables turcos, la anuló ante “la creciente amenaza terrorista” en Turquía.