El destacado pianista nacional Alfredo Perl, figura talentosa de nuestra música, fue el valor más destacado del Cuarto Concierto de la Temporada 2015 de la Orquesta Sinfónica de Chile “Poesía y Psicología”, que condujo el músico suizo Matthias Bamert, director invitado, batuta maestra de muchos pergaminos.
La agrupación musical y el destacado concertista, dieron vida al estreno del Concierto para Piano compuesto por el joven músico chileno Andrés Maupoint especialmente para Perl. Maupoint ha desarrollado una destacada carrera musical que contempla estudios en Chile, Francia y Alemania, además de haber logrado numerosos premios tanto nacionales como internacionales,desempeñándose actualmente como profesor de Composición en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Como docente mantiene un estrecho contacto con la “Hochschule für Musik und Theater”, de la ciudad alemana de Leipzig.
Perl exhibió todo su potencia, como solista de una composición intensa, con gran predominio del piano, pese a su contacto permanente con la orquesta, con un sonido atonal, poco melodioso, pero muy ceñido a la estructura de sus cuatro movimientos, creados en años diferentes pero encadenados entre sí (Vivo-Tranquilo-Vivo, (2012), Scherzando (2013), Vivo y con fuerza-Tranquilo (2013) y Muy lento (1999).
“Estoy muy feliz de que la Orquesta Sinfónica haya decidido contemplar el estreno de esta obra”, comentó el propio Perl, añadiendo que “en el año 1999, toqué en un recital en Londres los cuatro Estudios para Piano de Andrés Maupoint, lo que le llevó en ese entonces a concebir la idea de componer un Concierto para Piano y Orquesta para mí. Como la mayoría de las cosas buenas toman su tiempo, en este caso también fueron varios años los que demoró la finalización de esta obra, tiempo en el que siemp re estuvimos en contacto, pudiendo yo seguir de cerca el proceso de su creación”.
El programa contempló además la interpretación de “Mazeppa”, poema Sinfónico N°6 de Liszt, y la Sinfonía N°2 de Schumann.
En la primera obra, el director Bamert condujo un poema sinfónico que el gran compositor húngaro dedicó a la romántica historia del noble cosaco Iván Mazeppa, quien luchó por conseguir la independencia de su pueblo frente al dominio de Rusia. La obra tiene cuatro movimientos, interpretados sin interrupciones (Allegro agitato. Un poco piú mosso, sempre agitato asai. Andante. Allegro y Allegro marziale). La Sinfónica lució en plenitud, sobresaliendo , la coordinación y diálogo constante, entre el grupo de las cuerdas y los bronces y percusión, respetando siempre la típica música de Liszt, muy inserta el folklore de su patria.