En abril pasado, la pequeña de tres años Victoria Wilcher, fue atacada por un perro pit bull en la casa de su abuela en Jackson, Missouri (EE.UU.). Desde entonces ha debido lidiar con severas cicatrices en su rostro y la pérdida de ojo derecho que no la han dejado llevar una vida normal.

Fueron estas heridas las que un trabajador de la cadena de comida rápida Kentucky Fried Chicken, utilizó como excusa para pedirle a la familia de la niña que se retiraran del restaurante debido a que el rostro de la pequeña perturbaba al resto de los clientes, así lo denunció la propia familia de la niña a través de Facebook, donde junto a una foto de ella preguntaban “¿Les parece que esta cara asuste?”.

A través de la misma red social, la madre de la menor señaló que ella no volverá a pisar un restaurante de la cadena y que incluso escribirá al mismo CEO de la compañía por una respuesta. “Ella entendió todo lo que se dijo”, explicó la mujer y agregó “Ella incluso ya no se mira en el espejo. Cuando vamos a una tienda, ya no quiere salir del auto”.

Según informó The Huffington Post. , la cadena de restaurante habría tomado cartas en la denuncia de discriminación iniciando una investigación de lo sucedido, pidiendo además disculpas a la familia de la niña e incluso ofreciendo US$30.000 para ayudar en los gastos médicos que requiera la menor. “Toda la familia de KFC está con Victoria”, aseguró la empresa.

Sin embargo, y a pesar de las buenas intenciones de KFC, la familia de Victoria aseguró el lunes, que la cadena aún no se comunica con ellos.