Muchas personas creen que la pornografía está afectando la manera en que nos comportamos en la intimidad y alentando la frustración, especialmente entre los más jóvenes. Pero, ¿qué tan cierto es este planteamiento?

Un estudio liderado por el psicólogo Gert Martin Hald, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y publicada en The Journal of Sexual Medicine en abril, indagó en este tema, obteniendo interesantes resultados.

Tras un sondeo realizado a más de 4.600 jóvenes, de entre 15 y 25 años, se determinó que el 88% de los hombres y el 45% de las mujeres reconocieron haber visto algún tipo de material pornográfico -películas, revistas, videos, internet, etc- durante el último año.

Con respecto a cómo la pornografía influye en el comportamiento de las personas, los investigadores concluyeron que el deseo de practicar sexo menos tradicional después de ver porno no es tal, pues sólo entre el 0,3 y el 4% de los encuestados vio afectada su vida íntima como consecuencia de la exposición a este tipo de material.

A diferencia de otros sondeos, este estudio no relaciona la visualización de material audiovisual para adultos con conductas sexuales de riesgo entre los jóvenes. Según la investigación, esto último se relaciona más con disposiciones personales previas que la pornografía, consignó Alt1040.

Pero no es la única investigación que llega a una conclusión similar. Ya en 2009, el profesor asociado de la Universidad de Montreal, Simón Louis Lajeunesse, negó que las personas que ven pornografía busquen imitar los comportamientos de las películas sexuales en la vida real.

“Sería tan lógico como decir que la publicidad del vodka Smirnoff lleva al alcoholismo”, ironizó el sociólogo.

El experto señala que en general las personas ven porno para satisfacer una “fantasía marginal”, pero que no se puede asociar con “casos patológicos”.

De acuerdo al investigador, en la pornografía se buscan fantasías que se tienen prácticamente desde la adolescencia temprana, pero que se derrumban cuando se enfrenta a la realidad.

De hecho, Lajeunesse, que hizo un estudio al respecto entrevistando a varios estudiantes universitarios, dijo que por ejemplo uno de los encuestados confesó que siempre fantaseaba con estar en una orgía, pero cuando tuvo la oportunidad, el impulso se fue y decidió no hacerlo.

A su parecer, es claro que las personas separan la fantasía de la realidad, incluso cuando se trata de pornografía.