Unas 50 réplicas se sintieron la noche del martes al miércoles en la región de Emilia Romaña, en el noreste de Italia, donde un terremoto, el segundo en menos de 10 días, dejó un saldo de al menos 17 muertos y 14.000 evacuados.
El “mayo negro” que ha vivido Italia causó en total 23 muertos, si se suman los seis del primer sismo ocurrido el día 20 de mayo, 350 heridos y 14 mil personas en la calle, las cuales viven como una pesadilla regresar a sus hogares debido a las continuas réplicas.
El Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) prevé más réplicas fuertes y no descarta nuevos terremotos como el del martes en la zona, lo que alimenta el miedo.
A mediodía del miércoles, los Bomberos recuperaron en Medolla el cuerpo de un obrero atrapado bajo los escombros de una fábrica, la víctima número 17.
La mayoría de las víctimas han sido obreros que regresaban a trabajar a las fábricas tras la pausa obligada por el primer sismo.
Unos once trabajadores perdieron la vida por el colapso de las edificaciones donde laboraban, lo que ha suscitado polémicas sobre la ausencia de normas más severas para la construcción de cobertizos industriales.
Los fiscales de Módena anunciaron que abrieron una investigación judicial por el derrumbe de varias fábricas en esa zona, eje central de la pequeña y mediana empresa italiana.
“La política nacional para la construcción de inmuebles industriales ha sido suicida”, denunció el fiscal de Módena, Vito Zincani.
Numerosas réplicas siguieron sacudiendo el miércoles a la provincia de Módena, la capital mundial del vinagre balsámico.
Según los geólogos bajo la llanura Padana el suelo es blando, casi líquido, lo que hace que la tierra pueda oscilar durante mucho tiempo.
El terremoto del martes obligó a unas 8.000 personas a dejar sus hogares, sumándose a las 6.000 que habían abandonado sus casas por el primer sismo.
Recorrer ciudades como Mirandola, Medolla, Cavezzo, Crevalcore y San Felice sul Panaro es impresionante: casas derrumbadas, calles reventadas, cúmulos de piedra y cal de edificios antiguos, iglesias decapitadas.
El sismo dañó el patrimonio cultural de localidades históricas como Mirandola, cuna del célebre pensador italiano del siglo XV Giovanni Pico della Mirandola.
El gobierno decidió aumentar de dos céntimos de euros los impuestos de gasolina en Italia para hacer frente a los gastos de reconstrucción de la región de Emilia-Romaña.
Los desplazados
Además de la desolación que reina en la zona, las autoridades prestan asistencia a los desplazados, por lo que se han montado campamentos provisionales en campos deportivos, jardines públicos y plazas ya que aquellos instalados por la protección civil no son suficientes.
Equipos de psicólogos ayudan a las personas frente a la angustia, la tristeza y el desamparo que padecen debido a que no pueden volver a sus casas.
Grupos de desplazados han sido instalados en literas de los vagones del ferrocarril en Crevalcore.
“Nos sentimos más tranquilos en los vagones”, confesó a la AFP Hussein Mzhar, de Pakistán, quien duerme con hijos y hermanos.
“No sé cuánto tiempo pasaremos en los trenes”, dijo. Otros prefieren dormir en sus automóviles y vigilar las propias casas ante el temor de robos.
En Boloña, capital de Emilia-Romaña y una de las ciudades más prósperas de Italia, las escuelas y universidades permanecieron cerradas todo el miércoles para facilitar el control de todas las edificaciones.
Las autoridades locales y nacionales han dado prioridad a recuperar el tejido económico de la zona, corazón de la industria biomédica así como de la producción de alimentos de alta calidad, como el queso parmesano y el vinagre balsámico.
Los daños en el sector agroalimentario alcanzan los 500 millones de euros, según la asociación de agricultores Coldiretti.
Ante la gravedad, los tres mayores sindicatos del país anularon la manifestación nacional organizada para el sábado contra las medidas de austeridad del gobierno.