Cientos de cristianos se congregaron este lunes en la catedral siríaca católica de Bagdad para conmemorar la matanza que hace justo un año acabó con la vida de decenas de fieles y dos sacerdotes en un ataque de un comando de Al Qaida en plena misa.
La ceremonia, que contó con la participación de dignatarios musulmanes, tuvo lugar en medio de un imponente dispositivo de seguridad.
La calle que lleva a la catedral estaba engalanada con retratos de las víctimas del ataque y banderolas que proclamaban: “Condenamos el asesinato de cristianos iraquíes”, o se preguntaban: “¿Dónde está la voz (de la comunidad) internacional?”
Las balas dejaron su huella en la fachada, los muros y el techo de la iglesia.
El ataque perpetrado la víspera del Día de Todos los Santos se cobró la vida de 44 fieles, de siete miembros de las fuerzas de seguridad y de dos sacerdotes.
“Estamos muy tristes por lo que pasó”, dijo Margaret Polis, de 55 años, mientras se persignaba frente a una imagen de la Virgen María en el exterior de la catedral. “¡Que Dios perdone a los que lo hicieron!”, añadió.
Otra mujer de 50 años, Buchara Georges, cuenta que sus parientes consiguieron esconderse en los lavabos situados a unos metros de la catedral cuando se produjo el ataque. “Tenían a un niño que lloraba; tuvieron que ponerle la mano en la boca. Ahora han huido a Líbano”, recordó.
El atentado motivó la huida de cientos de cristianos iraquíes del país, y los que se han quedado viven atenazados por el miedo a más ataques.