En torno a la prueba Simce hay una polémica que se generó frente al cuestionamiento al rol formador de las Universidades en las Facultades de Pedagogía.

Los profesores insisten en que se trata de una serie de factores, que apuntan también a la familia y al sistema de educación.

Por si no lo sabía, las autoridades de educación confirmaron que en el Simce de Octavo Año, la Región del Bío-Bío ocupa los últimos puestos superando apenas a un par de zonas más del país.

Las razones de esto, se lo explican las autoridades, por la diferencia de comunas y amplios sectores rurales donde aún no se cuenta con los recursos óptimos, pero también, asegura el Coordinador Regional del Simce, Carlos Gonzáles, porque los profesores están saliendo mal preparados de las universidades.

La presidenta del Colegio de Profesores de la Región del Bío-Bío, Patricia García reconoce una deficiencia, pero en todas las carreras, en la educación superior en general, lo que está orientado por una formación de mercado y que se manifiesta cuando la prueba Simce reproduce las inequidades de la sociedad.

Para el Presidente de los Decanos de Pedagogía de Chile, Abelardo Castro, hay un proceso de acreditación que da fe de que las cosas se están haciendo bien en las universidades del Consejo de Rectores y que el déficit que se reconoce es el de los docentes que salieron hace muchos años.

Castro insiste en que la Prueba Inicia demuestra que los estudiantes,a lo menos de la Universidad de Concepción, están sobre el 10 por ciento de mejores resultados, por lo que no hay que olvidar otros factores que también influyen.

Un debate sin duda necesario es el que se da sobre las facultades de pedagogía, en vista de las críticas que también se hace a la validez de las acreditaciones por ejemplo… porque podríamos estar asistiendo a una nueva generación de los denominados “profesores marmicoc”, donde el número de egresados sea el foco de un servicio que debe seguir captando clientes.

Porque así como en las aulas de las escuelas y colegios, parece que se requiere algo más que el mero traspaso de conocimiento, algo más, que pueda hacer la diferencia, pero, y queda planteada la pregunta ¿se puede formar estudiantes integrales, cuándo los propios docentes carecen de esto en su formación regular?