La selección francesa de rugby se clasificó para la tercera final de su historia en un Mundial de rugby al derrotar 9-8 a Gales, que jugó con uno menos desde el 18 por la expulsión de Sam Warburton, este sábado en Auckland, en la primera semifinal.

El último partido del torneo, el domingo 23 también en el mítico estadio Eden Park de Auckland, medirá a los ‘Bleus’ contra un equipo de Oceanía, ya que Nueva Zelanda y Australia se enfrentan el domingo en un duelo vecinal (08h00 GMT) en la segunda semifinal.

La expulsión de Warburton, por un tackle peligroso sobre el wing Vincent Clerc, dañó las opciones de los galeses, que plantaron cara hasta el último segundo y quedaron muy cerca de clasificarse para la que hubiera sido la primera final mundialista de su historia.

Francia, que ya estuvo en la final en dos ocasiones, buscará su primer título en esta competición, tras caer en la de 1987 en Auckland ante Nueva Zelanda (29-9) y en la de 1999 en Cardiff ante Australia (35-12).

Su clasificación llegó, eso sí, en un partido extremadamente pobre, en el que los ‘Diablos Rojos’ lucharon hasta el final a pesar de estar en inferioridad y consiguieron el único try del partido, gracias al medio scrum Mike Phillips (minuto 58), que permitió al equipo acercarse a sólo un punto en el marcador (9-8).

“Fue seguramente la semifinal más fea de la historia del rugby mundial. En cualquier caso, hemos ganado. Lo importante era ganar, aunque fuera así, pero tenemos que tener en cuenta cómo han ido las cosas en este partido”, señaló el entrenador francés, Marc Lievremont.

Con muchos problemas para realizar su juego, los franceses dominaban 6 a 3 al descanso gracias a dos penales del apertura Morgan Parra, que respondían a los tres puntos iniciales de los galeses, con un penal sumado por James Hook.

Parra conseguía acertar con un nuevo penal al inicio de la segunda parte y el equipo se distanciaba en el marcador, antes de que el try de Phillips acercara a uno a los galeses, que vieron cómo Stephen Jones no conseguía la conversión justo después.

Francia resistió hasta el final su cortísima ventaja, bordeando el desastre en varias ocasiones, pero el equipo alcanzó finalmente su objetivo.

Tras el partido, el entrenador neozelandés de los galeses, entre enfadado y resignado, se quejó por la expulsión definitiva de Warburton, que en su opinión marcó claramente el rumbo del partido.

“No es un jugador violento. ¿Por qué arruinar una semifinal de un Mundial con una tarjeta roja?”, se preguntó.

“Estoy muy decepcionado, pero no había mala intención de mi parte”, dijo, afectado, el propio Warburton.

Los ‘Bleus’ habían sorprendido en los cuartos al vigente campeón del Seis Naciones, Inglaterra (19-12), después de una primera fase decepcionante, donde fue segundo del grupo A, tras registrar dos derrotas, una ante los All Blacks (37-17) y otra humillante frente a la eliminada Tonga (19-14).

Para Gales, por su parte, esta semifinal suponía la segunda de su historia en un Mundial, después de la perdida frente a los anfitriones en la otra edición del torneo disputada en suelo neozelandés, en 1987 (49-6).

En este Mundial-2011 había acabado segundo del grupo D, sólo superado por la mínima por Sudáfrica (17-16), y en cuartos de final había dado otra sorpresa, eliminando a sus vecinos irlandeses, hasta entonces invictos, por 22-10.

El objetivo del XV galés ahora será repetir su mejor actuación histórica en el torneo, ya que en 1987 consiguieron acabar terceros tras superar 22-21 a Australia en el duelo por el bronce simbólico.