Contra todo pronóstico, la inflación registró un fuerte aumento en la Eurozona, lo que implica un nuevo dolor de cabeza y más presión contra el Banco Central Europeo, guardián de la estabilidad de la Unión Monetaria.

La inflación se aceleró en setiembre en la Eurozona, a 3% contra 2,5% el mes anterior, difundió este viernes la oficina de estadística europea Eurostat.

Los analistas consultados por la agencia Dow Jones Newswires esperaban que se estabilizara en 2,5%.

Un mes antes de que el jefe del BCE, Jean Claude Trichet deje su cargo, tiene ante sí una mala noticia y muchos analistas creen que la institución monetaria, debería tener un papel mucho más activo en la búsqueda de una salida de la crisis.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, sugirió recientemente “una combinación” de intervenciones del BCE y los Fondos Europeos de Estabilidad Financiera (FEEF) para estabilizar los mercados de la deuda pública en la zona euro.

“Yo me pregunto si no es necesario tener una combinación de los dos, evidentemente con el apoyo de los Estados y garantías, de manera organizada”, declaró Christine Lagarde, durante una conferencia en Washington.

En Estrasburgo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, pidió que el BCE haga todo lo que sea necesario para garantizar la integridad de la zona del euro y su estabilidad financiera.

Sobre todo, en momentos en muchos países europeos demoran la aprobación del fondo de rescate europeo y algunos recién prevén hacerlo a fines de octubre.

El Banco Central Europeo (BCE) ha comprado deuda pública en la eurozona por más de 150.000 millones de euros desde mayo de 2010, cuando inició el programa, que incluyen sobre todo bonos españoles e italianos.

Esto generó algunos problemas en el seno de la organización. Así, el economista jefe del BCE, Jurgen Stark, renunció a comienzos de mes a su cargo, revelando profundas discrepancias sobre la gestión de la crisis en la zona euro y en particular sobre la compra de bonos de países agobiados por sus deudas.

Los expertos esperan que el BCE recorte su tasa directriz durante la reunión de su Consejo de Gobierno en noviembre, con el italiano Mario Draghi ya al frente de la institución monetaria. Aunque para algunos analistas esto parece improbable.

Justamente para contener las presiones inflacionarias, el BCE fijó recientemente su tasa rectora a 1,50%.

Guardián de la estabilidad de los precios en la Eurozona, el BCE ha declarado que a mediano plazo prevé alcanzar una inflación ligeramente inferior al 2%.