El tifón Roke atravesó Japón dejando diez muertos, evacuaciones y problemas de transporte, y obligó además a suspender las obras en la central nuclear accidentada de Fukushima, donde no causó daños.

Desde el Pacífico Sur, el tifón recorrió entre miércoles y jueves hacia el norte la isla principal Honshu con lluvias intensas y vientos que en algunos casos superaron los 150 km/h.

El ciclón afectó luego a la región de Tohoku (noreste), arrasada por el sismo y el tsunami del 11 de marzo, donde se encuentra Fukushima.

La central, donde continúan las obras de neutralización de las instalaciones destruidas, quedó expuesta a las lluvias de Roke, ante lo cual la operadora Tokyo Electric Power (Tepco) tomó medidas de seguridad y suspendió momentáneamente los trabajos, pero aclaró que no se registró ningún daño.

Al mismo tiempo se produjo un sismo de magnitud 5,3 en la región. Su epicentro se situó en la prefectura de Ibaraki, ubicada entre las de Tokio y Fukushima. Los servicios de rescate no reportaron víctimas ni daños materiales.

Las fuertes precipitaciones que acompañan el tifón causaron al menos diez muertos y cinco desaparecidos en el centro y el oeste del país, según Jiji Press y el canal de televisión NHK. Unas 60 resultaron heridas, según las mismas fuentes.

La policía y los equipos de socorro recuperaron al menos cuatro cuerpos el jueves por la mañana, incluyendo una mujer de 65 años sepultada por un deslizamiento de terreno que arrasó su casa en la prefectura de Iwate, indicó un responsable local. Dos personas, incluyendo una mujer de 101 años, fueron halladas muertas en la prefectura de Shizuoka.

El tifón causó inundaciones en la prefectura de Aichi, pulmón industrial del centro de Japón, donde las autoridades aconsejaron a más de un millón de personas abandonar sus domicilios para guarecerse en los refugios.

Varias carreteras fueron cerradas y unos 600 vuelos anulados, según la prensa.

En Tokio, que recuperó la tranquilidad por la noche, se produjeron cortes de electricidad, y el tifón arrancó numerosos árboles, sin causar heridos.

Los trenes y metros de la capital, suspendidos durante parte del día, fueron progresivamente reactivados por la tarde, cuando millones de empleados intentaban volver a sus casas.

Del lado de las empresas, el mayor fabricante japonés de automóviles, Toyota, suspendió la producción en once de sus quince plantas niponas por la llegada del tifón, indicó un portavoz.

El grupo de industrias pesadas Mitsubishi Heavy Industries (MHI) detuvo la producción en cinco plantas de aeronáutica y motores, en el centro del país.

Japón padece al menos una decena de tifones por año, entre julio y octubre. Los rascacielos de las grandes ciudades están construidos para resistir tanto a intensas ráfagas de viento como a sismos.