El ex presidente egipcio Hosni Mubarak asistió el lunes, acostado en una camilla, a la reanudación en un tribunal de El Cairo del juicio en su contra, que continuará el 5 de septiembre a puerta cerrada.

A pesar de un imponente dispositivo policial, manifestantes pro y contra Mubarak se enfrentaron a pedradas fuera del tribunal, instalado en la academia de policía que alguna vez llevara el nombre del ex mandatario, depuesto el 11 de febrero pasado por una rebelión popular sin precedentes.

Se trata del primer dirigente de Medio Oriente que comparece ante la Justicia desde el inicio de la “primavera árabe”. Mubarak, de 83 años, fue transportado en helicóptero hasta la academia de policía y trasladado luego en ambulancia hasta las puertas del tribunal.

El ex mandatario compareció acostado en el banquillo de los acusados y mantuvo a menudo los ojos cerrados. Intercambió escasas palabras con sus dos hijos, que permanecieron a su lado y parecían querer cubrirlo de las cámaras, como ocurrió durante la primera audiencia del 3 de agosto.

Mubarak confirmó luego su presencia con voz tenue.

El juez aplazó el proceso al 5 de septiembre y dijo que en adelante las audiencias serán a puerta cerrada, decidiendo, así, poner fin “a la difusión televisada de las audiencias para preservar el interés general”.

Hasta este momento las dos audiencias del juicio habían sido difundidas en directo por la televisión pública, con un gran seguimiento de audiencia.

El ex presidente está acusado de haber ordenado disparar contra los manifestantes que a partir del 25 de enero se lanzaron a las calles para reclamar su salida del poder.

Enfrenta además cargos de corrupción por presuntas ventas de gas egipcio a Israel a precios inferiores a los del mercado.

Cerca de 850 personas fueron muertas durante la rebelión popular.

El juez decidió además que Mubarak y su ex ministro del Interior, Habib el Adli, serán juzgados en un mismo y único proceso judicial, como pedían los abogados de los familiares de las víctimas.

Durante el inicio del juicio el 3 de agosto, Farid al-Dib, abogado de Mubarak, había solicitado al juez la convocatoria de 1.600 testigos, incluyendo el mariscal Tantaui, ministro de defensa de Mubarak durante 20 años y actualmente dirigente de facto del país.

Un alto responsable de la seguridad aseguró que Tantaui estaba dispuesto a presentarse ante el tribunal si los abogados de la defensa lo solicitan.

Los hijos del ex presidente, Gamal y Alaa, comparecen junto a Mubarak. También están acusados por corrupción, al igual que el empresario Hussein Salem, cercano a Mubarak y juzgado en ausencia.

La presencia de Mubarak en el banquillo de los acusados, rodeado de rejas, sorprendió a la opinión egipcia y al resto del mundo al iniciarse el juicio a principios de mes, en su primera aparición pública desde su salida del poder.

Para la segunda audiencia la academia de policía, situada en el suburbio de El Cairo, fue protegida por un importante dispositivo de seguridad.

La policía antimotines fue desplegada masivamente alrededor del edificio, custodiado además por vehículos blindados del ejército. Según la televisión, se desplegaron más de 5.000 efectivos.

A pesar de las medidas de seguridad, manifestantes pro y contra Mubarak se enfrentaron a pedradas en las inmediaciones del tribunal. Un reportero de AFP observó al menos cinco heridos leves.

Un centenar de partidarios del ex presidente habían llegado temprano por la mañana con carteles con retratos de Mubarak. “¡Te amamos, presidente!”, “No a la humillación”, gritaban.

Por su parte, un centenar de opositores exhibían cuerdas, símbolo de la horca que reclaman contra el ex mandatario, bajo gritos de “¡Justicia, justicia!”.

Mubarak está hospitalizado desde que fue internado por problemas cardíacos en abril pasado.