La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, desplegó este martes una intensa actividad en China, el principal socio comercial del gigante sudamericano, para llevar el ya intenso intercambio comercial a una nueva fase, con la cooperación en el campo tecnológico como bandera.
“Brasil quiere inaugurar una nueva etapa en estas relaciones, un salto cualitativo en el modelo que tuvimos hasta ahora”, dijo la presidenta en la inauguración del Diálogo de Alto Nivel Brasil-China en Ciencia, Tecnología e Innovación.
“Más que socios comerciales, queremos ser socios en ciencia, tecnología e innovación” con el desarrollo de productos y tecnologías binacionales, para lo que dijo, se necesita “apoyo institucional que dé expresión máxima al carácter estratégico de la nueva relación”.
En este sentido, Rousseff quiere “dar continuidad” a la cooperación espacial con China, con la que Brasil ya ha lanzado tres satélites conjuntos y pretenden “acelerar” el lanzamiento de un cuarto.
En el sector aeronáutico, la brasileña Embraer espera producir junto con la Corporación de la Industria de Aviación china (AVIC) la producción de aviones tipo ejecutivo en China.
La presidenta también mencionó la colaboración de ambos países en uno de los “grandes desafíos” como es la exploración y extracción de petróleo en aguas profundas, el refino y el desarrollo petroquímico.
Asimismo, pretende promover el desarrollo de la agrobiotecnología, del que Brasil es uno de los países punteros en el mundo.
China es el principal socio comercial de Brasil en este momento y el principal inversor en el país sudamericano, puesto que ocuparon en los últimos años Estados Unidos y España.
El año pasado, los intercambios comerciales se elevaron a unos 56.000 millones de dólares, un 52,7% más que en 2009.
El saldo comercial favoreció a Brasil, que le vende sobre todo soja y mineral de hierro a China, en más de 5.000 millones de dólares el pasado año.