El papa Benedicto XVI recordó este miércoles la “tragedia” que sacudió la víspera a Nueva Zelanda y pidió orar por las víctimas del violento terremoto que dejó al menos 75 muertos y 300 desaparecidos.

“De nuevo un poderoso terremoto, aún más devastador que el de septiembre, sacude a la ciudad de Christchurch, en Nueva Zelanda, provocando numerosos muertos y desaparecidos, sin hablar de los daños a las edificaciones”, afirmó el Papa durante la audiencia general en la sala Pablo VI a la que asistían unas 7.500 personas.

“Dirijo mis pensamientos a todas esas personas que han sido severamente afectadas por esa tragedia” y “pido a Dios que les dé alivio”, dijo, tras invitar a los católicos a “orar por aquellos que han perdido la vida”.

Al menos 75 personas murieron y unas 300 se encuentran desaparecidas entre los escombros tras el terremoto registrado el martes a media jornada en la segunda ciudad de Nueva Zelanda, Christchurch, el peor en este país desde hace 80 años.

El sismo, de magnitud 6,3, se produjo a 5 km de la ciudad y a sólo 4 km de profundidad, según el Instituto de Geofísica de Estados Unidos (USGS). Le siguieron varias réplicas que llegaron a ser de 5,6 grados de intensidad.

Christchurch, con 340.000 habitantes fue golpeada el 4 de septiembre del 2010 por un sismo de magnitud 7 que no causó muertos aunque sí destrozos considerables.