Una huelga paralizó este martes el servicio de las 6 líneas del metro de Buenos Aires que transporta a más de 1 millón de personas diariamente y generó enormes dificultades en el tránsito.

El paro abarcó toda la red de trenes subterráneos que atraviesan las zonas más transitadas de la capital argentina y provocó grandes demoras a los usuarios que debieron buscar formas alternativas para llegar a sus trabajos, en medio de grandes atascos de tránsito.

La protesta fue decidida por un sindicato de izquierda que nuclea a gran parte de los trabajadores del sector en reclamo de una membresía independiente a la del gremio del transporte de pasajeros, afín al gobernante peronismo.

La empresa privada a cargo del metro fracasó en su intento de instrumentar un servicio de emergencia, ante la ira de cientos de pasajeros que en varias estaciones exigían ser trasladados.

La compañía calificó de “chantaje” el paro al señalar que para evitar que se cumpliera el servicio de emergencia, los huelguistas se arrojaban a las vías para impedir el avance de los trenes.

Los huelguistas “no pueden obstruir vías para impedir la circulación del servicio”, dijo la portavoz de la compañía, Lucía Maldonado, quien consideró que esa actitud constituye un “chantaje”.

El líder de la protesta, Néstor Segovia, no descartó que la huelga continúe el miércoles.