Encontrar trabajo es complicado y encontrar un trabajo que nos haga realmente feliz es aún más difícil. Sin embargo, hay algunos pocos afortunados que lo consiguen y llegan a un empleo que realmente les gusta, lo que se refleja en su trabajo.

Pero hay veces, en las que a pesar de encontrarse cómodo y contento en el lugar, hay otras circunstancias que llevan a los empleados a desencantarse y los obliga a renunciar, lo que implica para la empresa una perdida invaluable.

Según explicó Travis Bradberry -autor de ‘Inteligencia emocional 2.0′ y presidente de TalentSmart- en un blog para el diario electrónico The Huffington Post, “lo triste es que esto puede evitarse fácilmente. Lo único que se necesita es una nueva perspectiva y un esfuerzo extra por parte del jefe“.

Revisa aquí algunas de las causas que provocan que buenos empleados renuncien a sus empleos

1. Exceso de trabajo

Puede resultar lógico aumentar el trabajo y dejar las tareas más complejas a los mejores trabajadores, pero esta desproporción terminará pasando la cuenta a lo largo.

El especialista considera que estas personas “se sienten como si se les estuviera castigando por hacer bien su trabajo. Además, también es contraproducente”, explicó.

“Si se tiene que aumentar la cantidad de trabajo que están realizando los empleados con más talento, lo mejor es aumentar también su estatus dentro de la empresa”, agregó, señalando que los aumentos de sueldo o los ascensos son buenas maneras de incentivar.

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2. No se reconocen sus aportes ni recompensan el trabajo bien hecho

A veces se subestima el felicitar a alguien por un trabajo bien hecho, y se considera que es simplemente su obligación. “A todo el mundo le gusta que le feliciten, sobre todo a aquellos que trabajan duro y dan todo de sí mismos. Es necesario que los jefes se comuniquen con sus trabajadores, averigüen qué tipo de cosas les hacen sentir bien (en algunos casos, un aumento; en otros, el reconocimiento público) y los recompensen por el trabajo bien hecho”, sugiere Bradberry.

3. No se preocupan por sus empleados

Es necesario encontrar un equilibrio entre la relación laboral y humana. A buenos empleados les es fácil dejar sus puestos de trabajo, porque no tienen una relación buena con sus jefes.

Un buen empleador, es el “que celebran los éxitos de sus empleados, empatizan con los que lo están pasando mal y estimulan a sus trabajadores”, señaló el profesional en su blog.

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4. No cumplen sus promesas

Para mantener una buena relación es necesario que exista confianza de ambas partes. Es por eso que cumplir con la palabra cobra una importancia muy grande. “Comprometerse a algo con los empleados coloca a los jefes en la fina línea que separa la felicidad de los trabajadores de su marcha de la empresa”, sentencia Bradberry.

El hacer lo prometido, crea en los trabajadores una buena opinión de su superior, viéndolo como alguien honesto y digno de confianza, de lo contrario será un ser insensible, falso e irrespetuoso. Algo similar ocurre del otro lado.

5. Contratan y ascienden a la gente equivocada

El contratar o promover a alguien es una de las tareas más difíciles para los jefes. Hay mucho en juego y es fácil caer en el amiguismo, sin embargo, una de las cosas que poco consideran es la opinión de los trabajadores valiosos de la empresa.

Estos empleados quieren compartir con personas que estén a su altura en compromiso y preparación, y si esto no ocurre, los buenos empleados pueden sentirse desmotivados. “Ascender a la gente equivocada es incluso peor. Alguien que se parte el espinazo se siente insultado cuando ve cómo ascienden a otra persona que no hace nada en el trabajo”.

6. No usan las habilidades de sus trabajadores

“Cuando se pregunta a los jefes sobre la falta de atención a sus empleados, intentan excusarse utilizando palabras como ‘confianza’, ‘autonomía’ y ‘atribución de poder’, lo cual no tiene ningún sentido. Los buenos jefes son los que tienen el control, independientemente de lo cualificados que estén los trabajadores a su cargo. Los buenos jefes prestan atención a sus trabajadores y están constantemente escuchándolos y haciendo críticas constructivas”, dice Bradberry.

Los jefes pueden colaborar encontrando áreas en la que estos empleados puedan desarrollar sus habilidades, además también agradecen la retroalimentación, algo que los empelados mediocres no aprecian.

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