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La Universidad Federico Santa María de Valparaíso, albergó el inicio de una historia de amor entre Daniel, estudiante de arquitectura, y Mariana, proveniente de México en intercambio. A pesar de la amistad inicial, el destino los separó por años hasta que un terremoto en México los reunió nuevamente. Tras 10 años de amistad, Daniel decidió pedirle matrimonio a Mariana, quien aceptó con lágrimas de emoción. Actualmente, la pareja vive en México y planea una ceremonia religiosa, sin prisa por convertirse en padres, pero con sueños de viajar juntos a Budapest y disfrutar de un futuro lleno de amor.

Entre el alumnado, la Universidad Federico Santa María de Valparaíso es conocida como el “Hogwarts” de las matemáticas gracias a su apariencia que parece sacada de un castillo de Edimburgo. Con la única excepción de que desde ella se puede ver como el mar baña la costa de la quinta región.

Ese mismo lugar fue el que alguna vez albergó los inicios de una historia de amor que demoraría nada menos que 12 años en concretarse.

Daniel, oriundo de Quilpué, era uno de los tantos estudiantes de arquitectura de 23 años de la universidad y su rutina se comprendía de asistir a clases junto a su mejor amigo Renzo.

Fue en esos años que conoció a Mariana, una compañera que venía de intercambio desde la Universidad Tecnológica de Monterrey de Torreón, México. Con 22 años, la joven se había aventurado a realizar un semestre de su carrera en Chile.

Pero ese no era el plan inicial, relata: “Postule con mis amigos, pero ellos se fueron a Budapest (Hungría) y yo fui a Chile, sola”.

Así le tocó enfrentar un nuevo país y con ello también una idiosincrasia distinta, pues reconoce que los chilenos suelen ser “más reservados”.

Con ello en contra y un ramo que, a su juicio, era muy básico, pues ya lo había cursado en México, solicitó que la cambiarán a uno de mayor exigencia, donde coincidió por primera vez con Daniel.

“Compartimos un poco menos de un semestre”, cuenta Daniel, “donde platicamos, nos conocimos un poco y entablamos una pequeña amistad”.

Tal como recuerda la joven, el chileno y su mejor amigo no dudaron en acogerla y orientarla cuando fueron seleccionados para realizar un trabajo en equipo. Dado que en ese momento el quilpueíno estaba en pareja, reconoce que jamás pasó de la amistad.

Sin embargo, algún rastro había dejado en su compañera de intercambio, pues en una conversación con los demás extranjeros ella reconoció que le parecía lindo: “¡¿Qué?!, pero si es un payaso”, le habrían dicho.

Las recurrentes bromas de Daniel en clases habían generado esa reacción en sus compañeros, pero a la mexicana poco le importaba.

Daniel y Mariana en una salida con amigos
Cedidas a BBCL

El terremoto de 2017 en México

El chileno solía acompañarla hasta el paradero, bajando el cerro Placeres casi todos los días con la vista hacia el mar. En aquellos caminos cimentaron más su amistad, hasta que Mariana regresó a México. Su intercambio de un semestre había terminado.

Casi cinco años habían transcurrido hasta que se volvieron a encontrar.

Con las redes sociales en la mano, pues en ese tiempo se habían hecho amigos por Facebook, una catastrófica noticia había inundado a Latinoamérica.

Un terremoto de 8.2 grados, el de mayor magnitud en casi 100 años, había azotado a Puebla. Más de 350 personas murieron en el desastre natural.

La preocupación embargó a Daniel, por lo que no dudó en escribirle a su amiga para saber cómo se encontraba.

Afortunadamente, Mariana se encontraba a varios kilómetros de distancia del siniestro, por lo que no fue afectada. Pero el desastre hizo que volvieran a conectar después de varios años, a través de lo que se dieron cuenta que su amistad seguía intacta.

“Voy a México y me caso contigo”

Desde entonces las conversaciones eran recurrentes, casi diarias. A veces recordando momentos que vivieron durante el intercambio de Mariana y otras, debatiendo de temas más profundos.

Así pasaron 10 años, hasta que un día, a través del popular Instagram, Daniel respondió a una historia de la mexicana. Era una simple selfie, pero despertó algo en él.

“Voy a México y me caso contigo”.

“Ya te estás tardando”, le contestó la joven.

Con esta promesa, Mariana decidió preparar sus maletas y regresar a Chile a comienzos del 2023, donde se reencontró con su excompañero de intercambio. Ya no se trataba de una amistad. Había algo más y mucho más fuerte entre ambos.

Los viajes de México a Chile y viceversa eran cada vez más frecuentes. La mexicana lo visitó para su cumpleaños, pasaron año nuevo juntos y el amor crecía.

En una de las visitas a tierra azteca, Daniel fue a celebrar su cumpleaños junto a ella y su familia, pero tenía un plan. Antes de su arribo al país, el chileno se comunicó con los padres de Mariana y les pidió su mano. La próxima vez que visitara México iba a cumplir su promesa de pedirle matrimonio a su vieja amiga.

El mensaje que le envió Daniel a Mariana
Cedida a BBCL

El chileno sabía que ese sería el viaje definitivo, por lo que se lo contó a su madre y hermano. Aunque la mujer fue un tanto reacia al principio, lo terminó aprobando.

La madre de Daniel le regaló unas “ilusiones”, que dentro de su conservadurismo mostraban que aceptaba que su hijo iba a dejarlo. Él más tarde convirtió esas ilusiones en un anillo de compromiso.

Así el día del cumpleaños del quilpueíno este tenía todo planificado, ese día le pediría matrimonio. Sin embargo, la íntima celebración que le había organizado la familia de Mariana estuvo lejos de serlo, luego de que un gran grupo de amigos y familiares llegaran a la fiesta.

Con mucho nerviosismo, el chileno decidió aplazar la propuesta para el día siguiente.

Luego de almorzar en familia, Daniel hizo lo que esperaba hace mucho tiempo, sacó el anillo de su bolsillo, se arrodilló y le preguntó a Mariana: “¿Quieres ser mi esposa?”.

“Hubo un silencio de un microsegundo, pero para mí fue una eternidad”, recuerda.

Ante la atenta mirada de sus suegros, Mariana aceptó envuelta en llanto y emociones.

“Le dije que en cinco meses estaría allá. Vendí todo, arrendé mi departamento en Quilpué y llegué a México en septiembre del 2024”, relata el connacional.

La teoría del amor de su vida

Daniel y Mariana se casaron en noviembre de año pasado en una ceremonia íntima con solo familiares y amigos en México, a la cual la madre y el hermano del chileno estuvieron presentes mediante una videollamada.

La boda estuvo marcada por un video que le regaló la mexicana a Daniel, donde todos sus amigos de Chile le enviaron emotivos mensajes. “No suelo llorar mucho”, reconoció, sin embargo, con ese gesto Mariana tocó su corazón.

Lo que también deja entrever la relación de ambos, aunque el chileno tiene un temple más serio, combina con la extroversión de Mariana, un equilibrio perfecto.

“Ella me dio paz”, reconoció el hombre.

Y es que parece que todo estaba predestinado, según relata la mexicana, quien reveló que una vez leyó una teoría de que se conoce al amor de la vida entre los 20 y 24 años: “Yo pensé que ya no lo había conocido, pero quién iba a decir que sí, solo que llegaría 12 años después”.

Daniel y Mariana el día de su matrimonio
Cedida a BBCL

Actualmente, la pareja vive en Torreón, México, y esperan realizar una ceremonia religiosa pronto. Pese a que Daniel y Mariana aún no tienen intenciones en convertirse en padres, relataron que una de sus amigas tuvo un particular sueño, que podría unirse a la serie de predicciones que han marcado su relación.

“Soñó que teníamos a un niño y una niña”, contó la mexicana. “Si eso pasa… me voy de raja”, reconoció entre risas el quilpueíno.

Lo que sí está en su agenda, es llevar a Mariana a conocer Budapest, el lugar adonde quería irse de intercambio en un principio, pero al que no pudo ir, pues el destino sabía que debía encontrar al amor de mano de un chileno.