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Linsey, una agente de servicio al pasajero en el Aeropuerto de Santiago, se encontró con el amor de su vida de forma inesperada mientras realizaba un trabajo fuera de su posición habitual. A pesar de su inicial molestia por el cambio de responsabilidades, el destino la llevó a conocer a Diego, apodado "el piloto", en un vuelo procedente de Colombia. A través de videollamadas diarias y visitas intercambiadas entre Chile y Colombia, la pareja logró construir una relación única, llena de viajes y amor en las alturas. Con una planificación meticulosa para coordinar sus trabajos y vuelos, Linsey y Diego han logrado mantener viva su relación a distancia, disfrutando de experiencias en diversos países como Singapur, Argentina, Egipto y más. Aunque próximamente Linsey se mudará a Colombia para estar con Diego, ambos prefieren disfrutar su tiempo juntos viajando y explorando el mundo antes de considerar la posibilidad de tener hijos. Una historia de amor poco convencional que ha demostrado que la distancia no es un obstáculo cuando el amor es genuino.

Linsey no tenía que estar ahí ese día, ese no era su puesto de trabajo e incluso estaba molesta, pero esto no duró mucho, porque sin querer se topó con la persona que sería el amor de su vida.

Corría el año 2022, Linsey estaba trabajando en el Aeropuerto de Santiago como agente de servicio al pasajero, es decir, la persona encargada de hacer los check-in y enviar la maleta a que la etiqueten.

“Yo trabajaba generalmente en el área de donde uno entra al aeropuerto e iba a entregar su maleta, en esa área, vendiendo boletos, asistiendo a los pasajeros. Casi nunca entraba a las salas de embarque, que es donde ya los pasajeros suben al avión. Siempre me he quedado fuera porque tenía que vender boletos y luego cuadrar. Y todo eso”, relató Linsey, de actuales 27 años.

Por cosas del destino, una colega no fue a trabajar porque su madre estaba enferma, así que le pidieron a ella que fuera a recibir a los pasajeros que llegaban de un vuelo desde Colombia, y revisar que todo estuviera limpio para que luego otros se pudieran subir.

“Me pidieron a mí que terminando de hacer las ventas fuera a sacar ese vuelo. Entonces, yo terminé de trabajar ahí y me fui como cualquier día a sacar ese vuelo. Obviamente, enojada porque te dan un cargo este de trabajo y yo ‘ya Bueno’. Lo voy a hacer rápido”, dijo Linsey en entrevista con BioBioChile.

A regañadientes, esperó que bajaran todos los pasajeros del avión para dar el aviso de que se podía subir a hacer el aseo. En ese momento, “ahí baja él”, Diego, también conocido como “el piloto”.

Cupido hizo su trabajo y aprovechó de flecharlos inmediatamente. “Nos quedamos mirando y se me acercó, me dijo, ‘Hola, ¿cómo estás?’ Y yo así todo bien, me dijo, ‘Eh, ¿Cómo está el clima?’ Las típicas preguntas como para romper el hielo”, dijo Diego, quien no perdió el tiempo, ya que como piloto, pronto tendría que volver a embarcarse en un nuevo vuelo.

Pero la conversación no fue tan corta, claro que no, necesitaba saber más de Linsey, así que empezó con preguntas como por ejemplo qué se puede hacer en Santiago y cosas así. “Había una tensión en ese momento entre los dos, pero yo tenía que seguir haciendo mi trabajo”, relató Linsey.

Como ella le dijo que estaba apurada, le pasó su Instagram. De a poco comenzaron a conversar. El vuelo de Diego provenía de Colombia, estaría en Santiago y luego debía volver a Bogotá. Ella no tenía muchas intenciones de entablar una relación, llevaba tres años soltera y quería seguir así, pero bueno, como dice el dicho “Uno propone, y Dios dispone”.

En dos meses él tenía que volver, así que le preguntó “¿será posible que nos podamos ver?”. Las videollamadas se hicieron diarias, Linsey no lo dijo en la entrevista, pero no hay que ser un genio para entender que, sin conocerse, ya se extrañaban.

Finalmente, pasaron los dos meses y él volvió de Colombia, su país natal. Se juntaron, pero no era cualquier día, era un 14 de febrero. Para Linsey “era una señal”.

De Chile a Colombia y de Colombia a Chile

La necesidad de verse se hacía más fuerte, pero claro, era complicado por el trabajo de Diego, así que cuando las horas calzaban, intercambiaba vuelo con colegas para poder viajar a Chile y estar con Linsey.

De hecho, tenía que volar a Argentina, pero cuadró con otro piloto para intercambiar y viajar a Chile, así que agendaron una cita, su primera cita. “Nos conocimos más, conversamos de qué le gustaba, su familia, etc”, relató Linsey.

Solo se podían ver cuando él tenía vuelo, eso significaba que a veces se podían ver hasta tres veces en un mes, o una vez cada mes y medio. Así pasaron casi un año, hasta que ella pudo viajar a Bogotá a visitarlo. Diego, por su parte, se tomó vacaciones, así que aprovecharon de viajar, recorrer la zona, el denominado Eje Cafetero, y otros lugares que parecen de ensueño.

Diego y Linsey se enamoraron a la salida de un vuelo
Cedida a BBCL

La historia de ellos ha sido inusual, incluso sus cercanos bromean con eso. “No que a no te gustaban”, molestaban en su familia, esto porque ella misma decía que no quería salir con un piloto producto del prejuicio que existe respecto a la profesión y que tienen a “alguien en cada aeropuerto”, algo así como lo que ocurre con los marinos.

También molestan a Diego, quien no tenía mucho cariño por Santiago. “Él odiaba venir a Santiago”, relató Linsey, ya que decía que era muy caro, demasiado caluroso en verano y mucho frío en invierno. “Después de que botaba los vuelos, ahora los anda pidiendo”, señaló la agente de vuelo.

Amor en las alturas

Pero por muy que pareciera ser una historia normal de amor, no lo es, ya que a diferencia de muchas parejas, prefieren vivir su amor en las alturas. Sí, tal como suena, porque eligieron una dinámica que ha sido el pilar de esta relación.

“Yo digo que igual es una relación distancia, pero ‘fácil"”, manifiesta Linsey, ya que como Diego es piloto, tiene beneficios como boletos de avión, o agregarla a ella en un listado, permitiendo así que ambos puedan viajar seguido a verse. Un sistema que igual les permite ahorrar bastante dinero.

A veces él le envía el boleto, y aprovechan de recorrer juntos un poco, y cuando a él le toca devolverse, ella se viene a Chile. Lo máximo que han pasado sin verse es un mes, poco considerando que están en dos países diferentes.

“No caigo nunca en rutinas, siempre estamos coordinando, saliendo”, enfatiza Linsey.

Esta dinámica los ha llevado a lugares de ensueño, como Singapur, Argentina, Colombia (claramente por ser el país de Diego), Egipto, China, Japón, Filipinas y ahora planean en marzo ir a la India.

Diego y Linsey se enamoraron a la salida de un vuelo
Cedidas a BBCL

Todo lo hacen coordinando el trabajo de ambos y los vuelos, algo que se ve simple pero requiere de una planificación muy cuidadosa.

Pero los proyectos no terminan, porque este año Linsey abandonará Chile para irse a vivir con Diego a Colombia, sin embargo, no podrá trabajar en la misma aerolínea, ya que por políticas de la empresa, dos trabajadores no pueden tener una relación, así que espera dedicarse al ámbito del turismo, que es lo que ella estudió.

De momento no quieren tener hijos, al menos por ahora, prefieren aprovechar su tiempo para viajar, una rutina que es parte importante de la relación de ambos.

“Es muy loco, jamás se me cruzó por la cabeza que en esta vida iba a encontrar el amor y se iba a dar así tan genuino (…) yo tampoco creía en las relaciones a distancia, yo siempre decía ‘no, eso no funciona’, pero es rico también eso de extrañar siempre a una persona”, contó Linsey, quien se atrevió a tener un tipo de relación tan poco usual que no son muchas las personas que se atreven a tener un amor sobre las alturas.

Diego y Linsey se enamoraron a la salida de un vuelo
Cedida a BBCL

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