Tras la declaración en el documental de Netflix, “El príncipe que nunca reinó”, y la directa acusación de asesinato en su contra, otros delitos del Monarca español han vuelto a resurgir, entre ellos un lamentable episodio de caza furtiva de elefantes en África.

Tras el estreno del documental de Netflix, “El príncipe que nunca reinó”, y la declaración de Víctor Manuel de Saboya, hijo del último rey de Italia, sobre el Rey Juan Carlos I de España, quien aseguró que asesinó a su hermano, varios otros delitos del rey emérito han resurgido.

Le disparó a su hermano y lo mató. Se llamaba Alfonsito. No le disparó directamente, sino a través de un armario. Yo estaba allí. Fue un accidente al cien por cien”, dijo Saboya del recuerdo que tenía de Juan Carlos durante su tiempo juntos en el exilio.

Sin embargo, esta no es la primera vez que Juan Carlos I tiene problemas debido al uso de armas, puesto que en 2012 resultó con la cadera quebrada luego de un safari donde cazaba elefantes.

Una cita con su amante para cazar elefantes

Primero llegó la noticia del accidente del monarca, lo que preocupó a sus seguidores en España, sin embargo, luego de que se filtraran fotografías del safari, todo dio un vuelco.

En las imágenes se veía al Rey emérito portando una escopeta en mano y el elefante muerto a su lado. Todo había ocurrido en Botsuana, África, y la fotografía la subió a su página web el mismo organizador del safari.

Con el paso de las horas y los días, la polémica siguió creciendo, pues primero se descubrió que se habían gastado 59.500 dólares en la excursión del Rey, todo esto en medio de la crisis económica que afectaba al país. Y más tarde, cuando trató de ocultar el gasto en una invitación, se descubrió que el viaje no era oficial, por una simple razón: iba con su amante.

Ni sus hijos y mucho menos la Reina Sofía estaban enterados del viaje de Juan Carlos con su amante, Corinna Larsen una empresaria alemana, y su hijo de 10 años, de acuerdo a Infobae.

Evasión tributaria

Como si el daño a la fauna que provoca la caza furtiva de elefantes fuera poco, nuevos antecedentes de sus problemas económicos afloraban. A inicios de marzo del año pasado, la Fiscalía del Supremo daba a conocer los decretos donde se ordenaba las tres líneas de investigación abiertas al Rey Juan Carlos I.

En ellas se evidenció que el monarca delinquió durante todo el periodo en el que el Ministerio Público investigó, es decir, desde 2008 a 2012. Este último, el año del safari.

Entre los antecedentes liberados en la investigación se descubrió que Juan Carlos I había utilizado paraísos fiscales para evadir el pago de impuestos, había realizado viajes supuestamente pagados por quienes lo invitaban y la recepción de dinero en efectivo, ninguno de los cuales declaró a Hacienda como correspondía, de acuerdo a Cadena Ser.

De acuerdo a El País, el rey emérito habría reconocido los delitos de evasión mediante una acción de regularización. A fines de febrero del 2021, el monarca pagó más de cuatro millones de euros a la Agencia Tributaria española, la mitad de los ocho millones que debía regularizar.

Aunque la cifra parece menor, es importante considerar que el Rey Juan Carlos I solo se dedicó a regularizar los impuestos no pagados después del periodo de abdicación y en el que había perdido la inviolabilidad.

Tras estos escándalos, el monarca se expatrió en agosto de ese mismo año, así en medio de la pandemia por covid que aún aquejaba a gran parte del mundo, el rey emérito se trasladaba a Emiratos Árabes Unidos a vista y paciencia del pueblo de España al que había defraudado.