El escritor argentino, Abel Basti, ha dedicado gran parte de su vida a publicar libros, varios de los cuales, tienen que ver con el supuesto después de Adolf Hitler, uno que el mundo rechaza, pero él defiende con una batería de pruebas.

A su teoría de que el líder nazi vivió en Argentina estuvo dedicado por décadas. Sin embargo, un sobresalto en la misma, metió en el guión a dos británicos con quienes se enfrascó en una batalla legal, según la BBC.

Antes de ese remolino de querellas y defensas, hay que conocer las razones por las que Basti asegura que Hitler no murió, sino, estuvo más vivo que nunca en el territorio trasandino.

Infobae

En Argentina y muy cerca de Chile

La historia nos ha indicado el principio del fin de Adolf Hitler, tras la caída de los nazis.

El 1 de mayo de 1945, Alemania informaba que el hombre que sembró la muerte por gran parte de Europa, previo y durante la Segunda Guerra Mundial, se había suicidado, junto a la que era su mujer, Eva Braun. El Bunker en el que se atrincheró, ante la llegada de los aliados es, según los libros, el ocaso de su implacable existencia.

Sus restos fueron incinerados, sin dejar rastros de la figura que los alemanes, en su mayoría, preferirían no cargar en la memoria.

No obstante, Abel Basti, inició una investigación exhaustiva, al tener indicios de que Hitler no murió, sino, escapó con rumbo a Argentina, dejando atrás la noción hecha victoria de que no existiría más, al menos físicamente.

Basti aseguró que Eva y Adolf llegaron hasta Berlín, donde abordaron un submarino con rumbo a la Patagonia argentina.

“Allí se instalaron en una estancia a unos 15 kilómetros de Bariloche (a sólo 35 kms de la frontera con Chile). En ese lugar pude obtener dos testimonios: el de la cocinera y una mujer que nació ahí”.

Canal 26 / Twitter

A las pruebas audiovisuales se remite, además de citar a poderosas agencias mundiales de investigación, que tenían sus secretos bien guardados al respecto, según este escritor, quien no dudó en mencionarlos para sustentar su teoría.

“Yo lo que he trabajado se basa en testigos, personas que estuvieron con Hitler en Argentina, las cuales yo filmé para dejar el testimonio. Eso lo crucé con documentos de los servicios secretos (como del FBI y la CIA, que Basti afirma tener en su poder) y declaraciones públicas de funcionarios estadounidenses”, aseguró.

Con el paso de los años, algunos de los líderes de antaño estaban convencidos de que Hitler vivía en Argentina, al punto de pedir que lo llevaran de vuelta, según los escritos en pruebas a los que se aferró el escritor.

“Lo más fantástico del escape es que la información pública de la época hablaba de esto, a tal punto que Stalin pide que Hitler sea enjuiciado en Nuremberg. También hay una declaración de Dwight Eisenhower, en 1952, donde dice que no hay prueba suficiente de que murió en el búnker de Berlín”.

Hablando de pruebas, las que en Alemania sustentaban el suicidio de Adolf Hitler, Basti las consideró falsas, asegurando que el cráneo que los alemanes decían que era del líder Nazi, era realmente el de una mujer.

Con afirmaciones de ese calibre, salieron al paso historiadores que desmintieron los dichos de Basti.

Cordon Press / El Confidencial

Uno de ellos es Uki Goñi, quien citado por la BBC, aseguró que “Él (Hitler) murió en el búnker en 1945 como está comprobado”. Goñi ha escrito libros sobre la huida de nazis a territorio argentino con el fin de la Segunda Guerra Mundial.

No hubo submarino en cuestión, dijo, aferrándose a que la historia sitúa a un buen número de testigos cuando se descubrió el cuerpo de Adolf Hitler. Pero, hay un detalle: si bien, niega que no hay pruebas de que este llegó a Argentina, reconoce que tampoco puede probar lo contrario.

“No hay prueba de que llegó en un submarino a la Patagonia. En aquella época investigadores ingleses hicieron un inventario de los submarinos alemanes y no les faltó ninguno. Además hay numerosos testigos que estuvieron presentes cuando murió. Los historiadores dicen que no se puede probar un negativo. Yo no puedo probar que Hitler no vino a Argentina, pero hasta que haya evidencia concreta de que sí vino a este país no se puede afirmar eso seriamente”.

No obstante, Uki Goñi apunta a que está seguro de que la huida de criminales nazis a Sudamérica, es tan real como la intervención de poderosas instituciones, entre estas la iglesia católica. De ahí que el mito se despierte y se enfoque en asegurar que Hitler estuvo en ese grupo ayudado y privilegiado. Se trata de una lista de casi 300 personas con causas abiertas, como las heridas imborrables del horror nazi.

“La fascinación que hay sobre este tema lo que hacen es desviar la atención de lo que sí realmente ocurrió que fue el escape de cientos de Nazis a Argentina con la ayuda del gobierno de Suiza, el Vaticano, el alemán y la Casa Rosada”. Entre estos criminales hay personajes terribles como (Otto Adolf) Eichmann y Josef Mengele (acusado de experimentos médicos con humanos)”, dijo el músico, escritor y periodista, nacido en EEUU, pero con vida hecha en el país trasandino.

ciberspaceandtime.com

Lobo Gris: polémica entre argentinos y británicos

Un libro, fue el inicio de un impasse que tendría como protagonistas, dejando de lado a Hitler, a un argentino, Abel Basti, y a dos británicos: el periodista Gerrard Williams y el historiador Simon Dunstan.

Resulta que estos últimos son autores del libro “Lobo Gris: el escape de Adolf Hitler”. Esta publicación habla justamente de la salida de Hitler de Alemania y de su asentamiento en Argentina. Según la BBC, esta teoría tomó fuerza en la prensa mundial, sobre todo la anglosajona.

Sin embargo, Basti entró en acción…legal, cuando dijo reconocer detalles en el Lobo Gris de los británicos.

“Todo lo que se refiere a la investigación de estos señores en Argentina está basado en mi material”, declaró ante el inicio de una demanda contra Williams y Dunstan, a quienes acusó de plagio.

Los libros del argentino fueron publicados por naciones como España y hasta en Alemania, donde fueron traducidos en el idioma local.

Hay otro pequeño gran detalle: Basti y Williams se conocen, emprendieron un proyecto juntos.

“En 2007 fui contratado por Williams para ayudar en una película sobre la huida de Hitler a Argentina, en la que yo aporté las investigaciones que he hecho”, aseguró Basti.

Dos años más tarde, la relación contractual se rompió (2009) por incumplimiento de pago de regalías. No quedó abierto un permiso de derechos de autor con el quiebre.

“Pero en el libro (de Williams y Dunstan) he visto que reproducen sin autorización (o mención) los mismos relatos, testimonios y datos de mis libros”.

La respuesta de los aludidos en el reporte del medio británico nunca llegó. Mantuvieron silencio en medio de la acción legal que terminó en nada.

Las pruebas son evidentes, ya que Lobo Gris puede encontrarse entre las publicaciones ofertadas en Mercado Libre, Argentina.

Editorial Distal

Basti, en tanto, continuaba batallas en medio de su investigación. En 2017 una jueza en lo Contencioso Administrativo, rechazó su recurso para que la Armada local desclasificara documentos “secretos” de la llegada de submarinos nazis a la nación trasandina, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Esta, es conocida como la “Operación Calypso”.

El escritor se amparó al decreto identificado como el 232, que en 1992 recoge la vital difusión de documentación que vincula a la actividad de criminales nazis en Argentina.

La Armada vecina le había entregado algunos documentos a Basti, pero hubo otros que reclasificó como “secretos”. La notificación judicial mantuvo en silencio a esta área militar. Más tarde, la jueza Claudia Rodríguez Vidal, rechazó la petición del escritor ya que podría poner en riesgo al país.

Según la funcionaria judicial no hay prueba de que dicha desclasificación “No pueda revestir una magnitud tal que ponga en peligro la seguridad de la Nación o descubra algún tipo de capacidad operativa de las Fuerzas”.

La duda persiste, los secretos, también. De ahí que historiadores, escritores y otros, se debatan entre la fascinación de un tema que contrasta con los horrores de un periodo que no deja las heridas sanar, ante el sufrimiento humano, producto de un hombre que ni dado por muerto, dejó de ser tema.

El Cronista