Más de un siglo después de la publicación de sus obras, las hermanas Brontë continúan siendo un misterio para los amantes de la literatura universal. ¿Qué fue lo que motivó a tres hijas de párrocos rurales a escribir apasionadas novelas que deleitan a millones de lectores en el mundo? Nada más que una convulsionada y trágica historia familiar.

Charlotte, Emily y Anne fueron las poetas y novelistas que hicieron célebre el apellido al margen del cuarto hermano: Brontë, un auténtico “maldito” que también tuvo inquietudes artísticas aunque no tan desarrolladas.

La historia la recoge un artículo de la BBC: era el año 1847 (el mismo de la publicación de Jane Eyre de Charlotte, Wuthering Heights de Emily y Agnes Grey de Anne) cuando Branwell comenzó a vivir sus peores días a causa del alcohol y otras drogas.

"To Walk Invisible: The Brontë Sisters".
“To Walk Invisible: The Brontë Sisters”.

Su intención había sido casarse con una viuda para poseer la anhelada “independencia artística”, en una decisión que terminó distanciándolo de su familia.

En este contexto, la figura del padre también merece mención aparte. Hablamos de Patrick Brontë, un hombre que en sus orígenes cambió la vida rural y hostil de Irlanda por la clases de la Universidad de Cambridge (Inglaterra).

Patrick se convirtió en sacerdote anglicano en 1806 y contrajo matrimonio con Maria Branwell en 1812, mujer que tras dar a luz a seis hijos murió, aparentemente, por un cáncer de estómago. El hecho terminaría marcando para siempre el legado literario de las hermanas.

Pero no fue la única tragedia que tuvieron que enfrentar: dos años después, en 1825, las dos hermanas mayores del clan Brontë, María y Elizabeth, murieron de tuberculosis con apenas 6 semanas de diferencia.

Con tres decesos a cuesta, Charlotte y Emily iniciaron sus estudios en la Escuela de las Hijas del Clero en Cowan Bridge. Su estadía aquí serviría de inspiración para algunas de sus más reconocidas obras, como Jane Eyre de Charlotte.

Los hermanos se instalaron en el condado inglés de Haworth, donde los acompañó una tía que, a fuerza descuidos y tiempo libre, terminó gatillando la creatividad de los jóvenes Brontë.

“Las hermanas nunca parecieron hacer pensado en casarse”, señaló la biógrafa Claire Harman en su libro Charlotte Brontë: A Life (“Charlotte Brontë: una vida”), de acuerdo a declaraciones que recoge BBC.

“Estaban muy interesadas en batallas, estadísticas y geografía, cosas sobre las que, tradicionalmente, no se alentaba pensar a las niñas. Le parecía terrible la idea de tener que trabajar, pero en ningún momento pensaron: ‘Me toca ser una institutriz, pero quizás podría casarme"”, agregó.

La historia de Charlotte, en particular, parece tener un matiz distinto: tras su época de institutriz, se lanzó a la literatura con relatos que no pocas veces fueron catalogados de eróticos, en contraste a su imagen conservadora.

De acuerdo a la experta, el futuro literario de Anne habría sido distinto de no haber estado a la sombra de sus hermanas, primeras en publicar libros antes que ella.

“Claramente era una genio, pero creo que era muy controladora, probablemente algo autista. Cumbres Borrascosas es un libro muy extraño, lleno de violencia y peculiaridad”, dijo sobre la célebre novela de Emily Brontë.

“La gente dice que es su novela favorita, pero difícilmente puede ser un modelo de amor romántico”. agregó.

“Lo que me llama la atención de todas ellas es la intensidad con la que vivían lo que escribían y también cómo no salieron al mundo para publicarlo y alcanzar prosperidad”, apuntó Harman.

La escritora y guionista Samantha Ellis tiene otra visión al respecto: “Agruparlas neutraliza sus complejidades”. Para ella, de las tres hermanas, Anne es la que más secretos esconde. La conclusión la sacó tras leer su última carta.

“Le creí a Charlotte cuando dijo que era pesimista y menos talentosa que sus hermanas, y que se pasó toda su vida preparándose para una muerte temprana. Pero en la carta se muestra de forma muy diferente: inteligente, atrevida y con ganas de vivir”, dijo.

Para Harman, hasta el día de hoy, el “factor Brontë” es innegable:
“Es un experimento de laboratorio fascinante. Toma un ADN, ponlo en el contexto de estas circunstancias extraordinarias, y el resultado es tres novelitas clásicas totalmente distintas pero claramente emparentadas”, señaló.