Las universidades de la AUR trabajan desde distintos ámbitos para enfrentar los desafíos de la inclusión y la diversidad. Forman profesionales que contribuyen a una educación inclusiva, producen estudios que orientan políticas públicas y desarrollan proyectos en colaboración con organizaciones locales.

La historia de Chile, como la de muchos países, muestra una evolución gradual en la manera en que entendemos y reconocemos la diversidad que conforma nuestra vida social. Durante años, las imágenes que representaban lo público eran bastante homogéneas. Con el tiempo, gracias a cambios culturales, políticas públicas y al trabajo de muchas instituciones, esa mirada comenzó a abrirse y enriquecerse.

En ese proceso, se fueron ampliando también las oportunidades para que más mujeres desarrollaran sus talentos en distintos ámbitos. La creación de instituciones dedicadas a promover la equidad permitió fortalecer este camino y acompañar nuevas formas de participación.

Hoy, el mundo universitario refleja con naturalidad esta evolución: las mujeres son mayoría en la matrícula y están presentes en múltiples espacios de liderazgo académico y administrativo. La Agrupación de Universidades Regionales (AUR) ha apoyado este avance impulsando unidades, protocolos y políticas que promueven comunidades respetuosas y seguras para todas las personas.

Algo parecido ha ocurrido con los pueblos originarios. Por mucho tiempo, sus culturas, lenguajes y conocimientos no fueron plenamente reconocidos. Sin embargo, el país ha ido avanzando para valorar mejor su aporte y fortalecer su desarrollo. La creación de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) y otras políticas públicas han construido un marco que reconoce su identidad y trayectoria.

En muchas regiones del país, las comunidades indígenas son parte viva del territorio. Las universidades regionales han asumido este vínculo con convicción, incorporando sus realidades en la formación, investigando desde sus necesidades y trabajando colaborativamente con las comunidades. Este compromiso es parte esencial de su misión.

Una dimensión muy importante de la diversidad tiene relación con las personas en situación de discapacidad, un grupo que por años estuvo fuera de la conversación social. El III Estudio Nacional de la Discapacidad del Senadis señala que una parte significativa de la población se desenvuelve con algún grado de limitación funcional. En efecto, muestra que cerca de una quinta parte de la población vive algún tipo de discapacidad, lo que nos invita a profundizar políticas de apoyo y de acompañamiento.

Las universidades de la AUR trabajan desde distintos ámbitos para enfrentar los desafíos de la inclusión y la diversidad. Forman profesionales que contribuyen a una educación inclusiva, producen estudios que orientan políticas públicas y desarrollan proyectos en colaboración con organizaciones locales.

También han impulsado la inclusión activa de estudiantes, trabajadores y académicos en situación de discapacidad, un desafío que implica ajustes institucionales, infraestructurales y culturales que las universidades asumen como parte de su misión.

Este trabajo colaborativo impulsado por la AUR ha permitido compartir aprendizajes y experiencias entre instituciones. Uno de los frutos de este esfuerzo será el “Manual de Reclutamiento, Selección de Personas y Buenas Prácticas Inclusivas”, que se publicará en 2026 y que busca orientar de manera concreta la inclusión laboral de personas en situación de discapacidad en las universidades regionales.

Los avances impulsados desde los territorios en temas como género, pueblos originarios y discapacidad no solo fortalecen a nuestras comunidades universitarias. También contribuyen a iluminar políticas públicas y a generar referentes para otras instituciones que trabajan por la igualdad, la dignidad y el buen vivir en nuestras regiones.