Desechos de bronce con destino a un puerto en China. Así de simple es la verdad de los casquillos y vainillas que fueron decomisadas por Aduanas en San Antonio. El misterio se extendió a tal punto que trascendió que eran municiones de guerra. O que tenían vínculos con el narcotráfico.
Sin embargo, información recopilada por la Unidad de Investigación de Bío Bío revela que se trata de desperdicios que no contenían pólvora ni elementos para detonar. Era simplemente chatarra del proceso productivo de las Fábricas y Maestranzas del Ejército (FAMAE).
Al igual que cualquier otro proceso de manufacturación, la FAMAE genera productos deficientes que deben eliminar. Balas, por ejemplo, que no fueron aprobadas. O casquillos que salieron dañados, golpeados o encogidos. Y por ende, inutilizados. Fueron esos elementos, precisamente, los que formaban las 12 toneladas de bronce que incautó Aduanas.
Según conocedores de la materia, las vainillas fueron vendidas a través de una licitación pública a la empresa Lampa SpA.
“Ni siquiera tenían primer“, asegura una fuente consultada, haciendo alusión a que ningún casquillo contenía la mezcla química para iniciar una chispa.
Guía de despacho
La polémica partió cuando Aduanas incautó dos toneladas de casquillos que venían en “maxi sacos”. Natalia Garay, subrogante de la dirección regional de San Antonio, fue quien hizo la revisión. Planteó que “no se trataba solamente de desperdicios y desechos de cobre, sino que de una serie de maxi sacos que contenían, además de chatarra metálica, estas vainas y casquillos de municiones que venían de manera oculta”.
Por lo mismo, este 10 de diciembre interpusieron una querella por los delitos de contrabando y declaración maliciosamente falsa. Acusan que uno de los contenedores guardaba “vainas de balas y varillas de cobre que no venían individualizados”. En concreto, municiones calibre 5,56 y 9 mm.
En simple, Aduanas señala que la guía de despacho venía rotulada como “desperdicios y desechos de cobre”. Pero en verdad los casquillos eran de bronce. O sea, una “declaración maliciosamente falsa”.
Adicionalmente, sostuvieron que la empresa Lampa SpA no estaba inscrita en el registro nacional de la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN) como comerciante ni exportadora, por lo que infringían su giro comercial al exportar los casquillos.
Una visión que la empresa no comparte. En una declaración pública enviada a este medio, manifestaron que presentaron en Aduanas toda la documentación oficial para poder exportar las 12 toneladas.
“La autoridad observó que cerca de dos toneladas incluían casquillos de munición inutilizados. De acuerdo con lo señalado por el Servicio, el embarque se encontraba rotulado como cobre, motivo por el cual se dispuso la detención del proceso de exportación. La empresa dispone de documentación formal que acredita que el metal corresponde a bronce, no cobre, respaldando su procedencia, tratamiento y trazabilidad, además de los documentos propios de la operación de exportación”, expusieron.
Lea el comunicado
Vaciar las bodegas
Dentro de lo expuesto en la guía de despacho se detalla que la chatarra tenía destino al puerto de Ningbo, ciudad costera al este de China. El objetivo era reciclarla y fundirla para darle vida nuevamente.
El monto total de los sacos ascendían a US$77.041,45 (74 millones de pesos chilenos).
Según la licitación de la FAMAE a la que accedió este medio, su oferta final incluyó “chatarra viruta en desecho, chatarra latón en desuso, latón en desuso y vainillas en desuso no apta para procesos productivos”.
Además, el documento detalla que el objetivo de venderlos fue para desocupar las bodegas que estaban llenas.
“Dichos centros de acopio, dado su uso actual, se encuentran del todo inutilizadas para otros usos productivos y fabriles, propios de esta entidad. En consecuencia, se hace necesario desocupar los depósitos al más breve plazo, con la finalidad de hacer, en lo inmediato, espacio para recibir nuevos desechos resultantes de otras labores de esta Corporación”, exhiben documentos tenidos a la vista por este medio.
Una sobrerreacción
Fuentes expertas en la materia aseguran que todo este meollo causó una sobrerreacción. Sobre todo porque se planteó que “podrían ser concordantes con municiones de guerra prohibidas para civiles”.
Sin embargo, los expertos vinculados al caso insisten primeramente en que los casquillos son bronce y no cobre. Lo segundo, y más importante, es dichas vainas no se pueden volver a utilizar. En ningún caso podrían ser rellenadas con pólvora ni ser usadas para disparar. Para eso, tendrían que volverlas a fundir y empezar el proceso de cero.
Sea como sea, con la presentación de la querella ante el Juzgado de Garantía de San Antonio, deberá ahora ser la justicia la que determine si existió o no alguna irregularidad en el papeleo para la exportación de la chatarra.