VER RESUMEN

Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

El trauma por enredo surge cuando se difuminan los límites en una relación, generando una carga emocional excesiva. Este fenómeno, común en vínculos cercanos como padres, parejas o amigos, puede llevar a la pérdida de identidad, patrones de codependencia y dificultades para establecer relaciones sanas. Algunas señales de alerta incluyen sentir culpa por priorizarse, pérdida de autonomía y agotamiento emocional. Para sanar, se recomienda asistir a terapia, aprender a poner límites, practicar la autocompasión y recuperar espacios de autocuidado. Poner límites claros es esencial para relaciones saludables y recuperar la autenticidad en los vínculos.

Tener un vínculo o una relación, ya sea de amistad, familiar o de pareja, es un evento significativo en la vida de una persona. Pero muchas veces, este lazo puede ayudar a replantearnos situaciones que no somos del todo conscientes. Así pues, en el último tiempo, hay un concepto que puede explicar por qué una relación se puede sentir demasiado agobiante.

El trauma por enredo se refiere a cuando surge una confusión sobre quién es responsable de que en una relación. En conversación con la psicóloga Marcia Stuardo del Centro de Vida Saludable de la Universidad de Concepción, la especialista penquista señala que el trauma ocurre cuando “los límites se ven difusos y poco claros y las necesidades de una persona se confunden con los del otro”, explica a BioBioChile.

En estos vínculos suele existir una carga de responsabilidad emocional excesiva, generando una conexión marcada por la dependencia que hacen que la persona sienta que tiene que hacerse cargo del bienestar del otro, incluso dejando de lado su propio bienestar.

Esta dinámica suele darse generalmente con personas o figuras significativas como padres, parejas o amistades muy cercanas, destaca Stuardo.

Las señales de alerta

De acuerdo con la psicoterapeuta y escritora Terri Cole, las personas con este trauma pierden de vista a su yo auténtico. “Llegas a un punto en el que ni siquiera sabes quién eres”, afirmó Cole en una conversación con The New York Times.

Así las cosas, el trauma por enredo puede llevar a patrones de dependencia y codependencia emocional.

En ese sentido, según Stuardo, se crea una dinámica donde el sacrificio o el control son los protagonistas. “Esto genera dificultades en las personas para establecer vínculos sanos lo que a su vez, genera un desgaste emocional y una pérdida de autenticidad que se refleja en priorizar al otro, arrastrar lealtades invisibles unilaterales, miedo al abandono, mantener relaciones por el miedo a que a uno lo dejen, sensación de no ser suficiente, ansiedad, baja autoestima y sensación de vacío”, subraya la psicóloga a la presente redacción.

“Esto en el futuro puede generar una visión sesgada y deteriorada de sí mismo como de las relaciones que se establecen donde pueden instaurarse creencias que pueden condicionar las relaciones como que si no hago todo por el otro no merezco ser feliz o de no ser suficiente, teniendo que dejarme de lado para que el otro esté bien”, complementa Stuardo.

Algunas de las señales a las que podemos estar alerta, afirma la experta, es la sensación de sentir culpa o malestar al priorizarse; dificultades para identificar las emociones o necesidades propias; sentir que mi bienestar depende exclusivamente del bienestar de la otra persona; vivir con la sensación de que no puedo estar bien si el otro está mal, por lo que yo también debería estar mal; perder autonomía y/o libertad personal en lo que hago con tal de mantener el vínculo; sentir agotamiento, ansiedad o confusión sobre lo que siento o quiero, dificultad para distinguir donde termina el otro y comienzo yo.

Las recomendaciones para sanar el “trauma por enredo”

Mientras se experimente el trauma por enredo, la persona tendrá problemas en restablecer el contacto con sus necesidades individuales. Por este motivo, una vez que se tome consciencia del problema, una posible vía para la recuperación es asistir a terapia.

Así lo explica Stuardo a BBCL: “La terapia es una excelente alternativa, ya que permitiría reconocer los patrones de los cuales no siempre somos conscientes, permitiendo darles un sentido. Aprender a poner límites resignificándolos es otra recomendación, entender que por decir que no, o priorizar nuestro bienestar no significa que rechazamos al otro, sino que es un acto de autocuidado personal y amor propio”.
También la psicóloga describe que mantener una actitud autocompasiva y bondadosa, nos permitirá reemplazar la culpa “por no priorizar al otro”. “Hay que entender que hacemos lo que podemos y somos suficientes, que no valemos por lo que hacemos, sino porque somos”, señala.

A propósito, la profesional recalca que también es importante recuperar espacios propios y de autocuidado, practicando hobbies, retomando amistades, teniendo tiempos de descanso y realizando actividades que fortalezcan la identidad personal. “Poner límites gradualmente nos puedes ayudar a acostumbrarnos y derribar algunas creencias, entendiendo que al final pongo límites para mi cuidado y no para dañar al otro y por último es fundamental generar redes de apoyo”, afirma la psicóloga de la Universidad de Concepción.

Lee también...

Finalmente, Marcia Stuardo, destaca que poner límites debe ser visto como una manera de cuidarse, aunque venga de alguien cercano como un familiar. “Nos cuesta poner límites a un ser querido, muchas veces nos han transmitido el mensaje de que amar es sacrificarse y que priorizarse es egoísmo. También nos cuesta poner límites por miedo a perder el afecto del otro o porque tenemos el conflicto que en ocasiones nos puede haber generado malas experiencias. Cuando logramos entender que poner límites saludables y claros son fundamentales para relaciones sanas podemos ir sanando poco a poco las heridas o traumas que podemos tener sentando las bases en vínculos que nos permitan mayor libertad, respeto y autenticidad en vez de que sean vínculos sustentados en la culpa o la obligación. Si bien esto no se logra de un día para otro, ser conscientes y darnos cuenta ya es un paso importante”.

De este modo, hay que poner atención si se siente ansiedad, y preguntarse si ese vínculo o relación empieza a generar repercusiones negativas, como perdida de la salud mental o un impacto negativo en nuestra autoestima o autonomía. “Es importante ver el tema del tiempo, porque a veces pueden darse malos entendidos en las relaciones que tenemos con otros, y pueden generarnos un instante de malestar. Si esto se mantiene, es una señal de alerta. En una relación, no se trata de que no existan conflictos, todo lo contrario, se trata de cómo los resolvemos”, reflexiona Stuardo.