Comenzar a utilizar bolsas que fueran de tela y así evitar la gran contaminación del plástico, fue una buena forma de iniciar la disminución de residuos tóxicos para el medio ambiente. Sin embargo, estos elementos elaborados muchas veces en base de algodón y diversos colores, no serían tan ‘ecofriendly’ como se cree.

Muchas se elaboran de manera industrial, o sea, el proceso de creación ya involucra contaminación, sobre todo, por la gran producción que significan crear cientos de estas bolsas al día. A eso, se le suma que el proceso químico para teñir la tela y los logotipos que suelen ser de PCV no reciclables, es un factor más de contaminación.

Un reciente reportaje de The New York Times, da cuenta de esta situación. La razón de por qué no serían tan amigables con la naturaleza, es que usamos demasiadas. En cada hogar, pueden llegar a existir hasta 20 de estas, y si se suman todas las familias y personas que las utilizan, es un número elevado de producción.

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En 2018, el Ministerio de Ambiente y Alimentación de Dinamarca realizó un estudio el cuál arrojó que una bolsa de tela debiese usarse por lo menos 20 mil veces para así lograr disminuir el impacto ambiental que el cultivo de algodón implica, enfocando principalmente por la cantidad de agua para riego que estas plantaciones necesitan.

“Eso significa que cada bolsa hay que usarla todos los días durante casi 55 años (54,79 años, si no consideramos los bisiestos) para compensar su impacto ambiental. 110 años para dos bolsas de tela”, indica la investigación.

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Incluso, reciclar las bolsas de tela afecta ecológicamente, debido a que la reconversión del algodón supone otro gasto energético, sin considerar que muchas de estas bolsas son de colores, las cuales debido al tinte, no se pueden reciclar, sostiene The New York Times.

Margaret Bates, profesora de gestión sostenible de residuos en la Universidad de Northampton, señaló a BBC Mundo en un artículo anterior que “el proceso de manufactura también usa muchísima agua y produce una alta concentración de químicos tóxicos, comparable al de la fabricación de bolsas de plástico de único uso”.

“A su vez son más pesadas. Entonces, dependiendo de dónde se fabrican, existe otro impacto medioambiental a la hora de transportarlas a los establecimientos de venta”, agregó la especialista.

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Bates sostiene que “muchos olvidan traer sus bolsas reutilizables en sus semanales visitas al supermercado y terminan comprando más bolsas a la hora de pagar. Entonces, si reemplazas tus bolsas con frecuencia, el impacto medioambiental será mayor“.

En conclusión, la clave es reducir el impacto de estas bolsas, sin importar el material y reutilizarlas tanto como sea posible, es decir, no olvidar llevar tu bolsa cuando necesites ir de compra, para así evitar volver a comprar una nueva.