Seguramente has visto la publicidad de la bebida Limón Soda y su popular frase “haz todo, haz nada”. Estas palabras que se quedaron en la memoria colectiva de los chilenos, tendría más razón de que lo se puede pensar.

Siempre hemos creído que las personas productivas son mejores y que el descanso puede estar sobrevalorado, e incluso se ha comercializado con él.

Sin embargo, en 2020 Kirsten Spruit, que vive en Rotterdam, creó una habitación con varias pantallas, al cual llamó “Un espacio para permanecer”. A quienes visitaban el lugar se les invitaba a acostarse boca abajo en un colchón negro, ponerse audífonos que reproducían sonidos de paisajes agradables y no hacer nada, según contó a BBC Mundo.

“Un Espacio para Permanecer nace de una investigación alrededor del sentimiento de actividad permanente, de la necesidad de ser siempre productivos y eficientes, que parece dominar las vidas de tanta gente, especialmente entre mi generación”, dijo Spruit al medio anteriormente citado.

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Para la escritora Claudia Hammond, el estar ocupado “se ha convertido en una cuestión de honor y se ha vuelto algo que esperamos de nosotros mismos y de los demás”.

Usualmente nos sentimos culpables cuando descansamos, por lo que no dedicamos tiempo solamente a eso. A comienzo de este año, según BBC Mundo, una investigación estadounidense indicó que las personas entre los 45 y 65 años estaban más estresados que la gente de su edad en la década de los noventa.

La Organización Mundial de la Salud, por su parte a calificado al estrés como una de las grandes ‘epidemias del siglo XXI’.

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Hammond, explicó que “como alternativa, deberíamos permitirnos aburrirnos o estar solos, o deleitarnos en actividades más simples y naturales, haciendo así frente a los comportamientos compulsivos que podrían, al contrario de lo que pensamos, estar haciéndonos infelices”.

¿Cómo lograr este descanso?

En primer lugar, la forma más importante es aprender a cuidarnos, ya que dentro de nuestro día a día, realizamos actividades que no son costumbres saludables para nuestra mente y cuerpo.

En el libro “El arte del descanso” del autor Seiji Nishino, se indica que una de las formas más relajantes es darse un baño, según una encuesta del mismo autor a alrededor de 18 mil personas, que comentaron sus formas de relajación.

Aunque un baño con agua caliente es muy beneficioso, existen otros tipos de baños que están tomando terreno y estos son los de sonido usando gongs o cuencos sonoros del Tíbet, según explica Conde Nast, editora estadounidense.

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Los expertos en esta práctica aseguran que las vibraciones sonoras pueden relajar los patrones de las ondas cerebrales, reducir el ritmo cardíaco, disminuir el estrés y el dolor, y aliviar la ansiedad.

Otra forma efectiva, es caminar por la naturaleza ya que “pone las cosas en perspectiva y nos hace pensar en que somos una parte diminuta en el ancho mundo”, afirma Claudia Hammond.

La velocidad puede ser una de las primeras cosas que dejar de lado. “El disfrute y el descanso se están volviendo cada vez más actos políticos contra el mecanismo de los sistemas actuales”, agrega.

Una siesta, un rato de meditación, o tan sólo una pausa lejos de una pantalla, alejándonos de la red, órdenes e historias con las que se nos alimenta constantemente, nos deja vivir en una realidad más auténtica, permitiéndonos descansar de mejor manera.