Cuando distintas fuerzas se muestran interesadas en debilitar el Derecho de Autor, es cuando más debemos fortalecerlo y cuando más unidos debemos librar la batalla.

Este mes celebramos tanto el Día del Derecho de Autor como el Día de la Propiedad Intelectual, principios que se alzan como la columna vertebral del trabajo creativo y que día a día son resguardados en todo el mundo por la gestión colectiva. Pero ni el derecho de autor ni la gestión colectiva han estado exentos de tensiones y desafíos, que los obligan a hacer gala de su capacidad de adaptación, así como de la resiliencia y tenacidad propias de los creadores.

Hoy los desafíos y debates continúan

El estudio mundial que mide el impacto económico de la IA en las industrias, publicado por la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC), concluyó que los creadores musicales y audiovisuales corren el riesgo de perder hasta 24% de sus ingresos de aquí a 2028, lo que equivale a una pérdida acumulada de 22.000 millones de euros en cinco años.

Mientras, los ingresos de los proveedores de IA generativa crecen exponencialmente, calculándose en 4.000 millones de euros anuales provenientes solo del sector musical en 2028, frente a los 100 millones de euros que el mismo les aportó en 2023.

No solo la IA genera desigualdades

Un reciente estudio chileno (“Cantando para el algoritmo”) concluyó que, entre los músicos locales, solo un 7,7% está satisfecho con las ganancias que obtiene de las plataformas que hoy imperan en el consumo de música, e incluso un 25% reportó no recibir ingreso alguno por esta vía. Por si eso no fuera suficiente, la legislación actual permite que las plataformas digitales solo paguen derechos autorales, dejando de lado a los intérpretes de las obras.

Una legislación verdaderamente moderna debe corregir estos desequilibrios, y sociedades de gestión colectiva como SCD están llamadas a jugar un rol clave en el impulso y debate de estas iniciativas.

Por ello nos pusimos inmediatamente detrás de la llamada “Ley Tommy Rey”, para que los derechos de intérpretes (conexos) se paguen también en el mundo digital, y hemos estado presentes en la discusión por una ley que regule la Inteligencia Artificial, actualmente en la Cámara.

Antes, abogamos porque el Derecho de Autor fuera parte de los procesos constituyentes, y empujamos iniciativas como la Ley del Telonero y el 20% de música chilena en radios. Es ahí donde radica el impacto de este tipo de organizaciones. Más allá de la recaudación y distribución de derechos, está en su misión promover el respeto y protección de las obras creativas de manera amplia y transversal.

Por eso es que este mes celebramos reafirmando compromisos, debatiendo y educando: porque cuando distintas fuerzas se muestran interesadas en debilitar el Derecho de Autor, es cuando más debemos fortalecerlo y cuando más unidos debemos librar la batalla.