Manuel Matamala tiene 72 años y reside en la comuna de San Ramón. Desde hace décadas que trabaja en la artesanía en cuero, lleva más de 50 años de matrimonio del cual nacieron cuatro hijos, ocho nietos, cuatro bisnietos y este jueves se transformó en el paciente 1.000 en ser dado de alta de la Clínica Santa María por Covid-19.

En conversación con BioBioChile, la infectóloga Claudia Cortés explicó que en un principio el paciente ingresó al Hospital Padre Hurtado de su comuna, recinto donde estuvo internado diez días con “altos requerimientos de oxígeno”.

“Ingresó con una pequeña neumonía que fue progresando. En algún momento requirió ventilación mecánica y en Padre Hurtado no tenían disponible, así que lo trasladaron a la UCI de Clínica Santa María”, comentó la especialista.

“Estuvo cerca de una semana con ventilación mecánica. Egresó de la UCI y luego estuvo con nosotros en esta fase de rehabilitación y recuperándose de la neumonía por 17 días”, agregó Cortés.

“Una hospitalización bastante prolongada”, comentó la profesional, quien detalló que Matamala además de sobrepasar los 65 años es diabético, hipertenso y fumador.

“Todos los factores de riesgo para tener una evolución más mala. Contra todas las expectativas, Manuel se va de alta y en muy buenas condiciones”, celebró.

Cedida a BioBioChile
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Agradecido

A don Manuel le dicen Polo o guatón Polo. En su casa, además de su señora, vive con su madre de 97 años y un nieto que también tuvo Covid-19, pero leve.

En conversación con nuestro medio, el hombre señaló que trabaja desde los 14 años, que junto a su señora y madre reciben la pensión básica solidaria y que el negocio del cuero cesó completamente con la llegada de la pandemia.

“Yo fui a atenderme por una herida en el pie el jueves 10 de junio y ahí me sentía pésimo, no sospechaba (que tenía Covid-19) porque estaba encerrado en mi casa”, indicó Matamala.

Tras un examen de PCR, el resultado arrojó el diagnóstico que pocos quisiera escuchar, lo que gatilló finalmente en su hospitalización. “Desde el 10 de junio que no veía a nadie”, dijo en el contacto.

“Los médicos (en San Ramón) hablaban con mi hija y decían que estaba grave”, añadió.

Cedida a BioBioChile
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Lo último que recuerda de ese hospital fue ver a un anestesista. Tras eso fue intubado y derivado hasta la clínica.

Pese que ya obtuvo el alta, dijo estar consciente que debe seguir cuidándose.

“He estado muy pendiente de las cosas que me han enseñado los kinesiólogos. Sé que esto no se terminó hoy día a las dos de la tarde. Para que vuelva a ser el que era va a pasar tal vez un rato”, dijo a BioBioChile.

Esperando salir del recinto hospitalario, Matamala aseguró que anhela abrazar a sus más cercanos y en un futuro próximo, cuando se pueda, volver a participar de un club donde tiene amigos y caminar libremente.

“Me he dado cuenta que una cantidad de personas que tal vez uno ni siquiera se imaginaba estaba preocupada por mí. Todo bien por ese lado. No todo el mundo tiene la oportunidad (de recuperarse)”, valoró.

A modo de terminar el contacto, el paciente dijo estar agradecido del trato que recibió en todos los centros asistenciales que visitó y afirmó apreciar la labor del personal médico.

“Hay que vivirlo para sentirlo. No sé cómo explicártelo. Son de otra galaxia”, comenzó.

“Mis agradecimientos a todo el personal del Padre Hurtado. Fui tratado muy bien. Acá me trataron estupendo. No terminaría nunca de darles las gracias”, complementó.

“Desgraciadamente no conocí a nadie porque andaban todos tapados. Son extraordinarios, realmente”, finalizó.

Don Manuel y su esposa. Cedida a BioBioChile
Don Manuel y su esposa. Cedida a BioBioChile