En la región de Magallanes, una tradición que históricamente era dominada por los hombres, ahora se abrirá sin importar los estereotipos: 22 jóvenes se encuentran en capacitación en la técnica de esquilar las ovejas.

En forma inédita, mujeres de Punta Arenas participan en un curso para aprender a cortar la lana de los ovinos, para luego ser lavada, hilada y utilizada en la industria textil. El éxito fue tal, que postularon unas 100 personas.

Las ovejas son protagonistas de la actividad productiva de la zona: existen cerca de 2.2 millones de unidades de crianza distribuidas en cientos de predios y estancias patagónicas, según detalló El Mercurio.

Las faenas de esquila normalmente se realizan entre los meses de septiembre y enero. Aunque en mayo también hay esquila, pero sólo para rebajar la lana y preparar a las ovejas para la nieve del invierno.

Andrea Cuevas, ingeniera comercial a cargo de la capacitación, es contratista para trabajos de esquila. Se crió en el rubro ganadero, viendo a su padre y hermanos practicar la técnica, y fue a los 17 años que se interesó en aprender.

Hay escasez de mano de obra para la esquila a nivel regional y es importante dar el lugar a las mujeres, que lo merecemos también. Esta no es una competencia entre los géneros masculino y femenino”, explicó.

Más técnica que fuerza

Una oveja puede pesar entre 60 y 90 kilos, según el volumen de lana que tenga (pueden ser hasta 4 kilos). Pedro Cuevas, instructor con 50 años de experiencia, explica que tiene que ver más con la técnica y no la fuerza física.

La máquina para cortar la lana pesa 2,5 kilos y cada esquiladora debe preocuparse de afilar el cortador y el peine que utilizan para la faena.

La mano de obra femenina es más prolija. Los jóvenes no están tan interesados en este oficio y las mujeres están aprovechando los espacios”, indicó Cuevas.

Asimismo lo confirmó Paula Vega, una de las alumnas y estudiante de Agronomía de la Universidad de Magallanes. “Tomar la oveja es fácil, pero hay que tomarla bien“, expresó y agregó que para la máquina, además de técnica, “hay que tener ñeque, pero la fuerza no es tan importante”.

En las estancias ganaderas la mujer siempre se vinculó con la cocina, pero de a poco ha ganado más espacios en las faenas y ahora en la esquila“, sostuvo Javiera Cárcamo, estudiante de la comuna San Gregorio.

El curso comprende 150 horas de clases teóricas y prácticas. Comenzó a principios de agosto y terminará a mediados de septiembre.