Una emotiva despedida tuvo un paciente con Covid-19 que superó la enfermedad tras estar 60 días hospitalizado y 45 de ellos conectado a ventilador mecánico en el Hospital San José de Victoria, en la región de La Araucanía.

Entre aplausos y vítores, Gustavo Hernández, de 63 años, abandonó el recinto asistencial, volvió a reunirse con su familia y regresar a su casa.

“Estoy profundamente agradecido de ustedes, no sólo recibí atenciones sino mucho cariño, de alguna manera yo me preocuparé de honrarlos. Creo que este servicio no tiene nada que envidiarle a las clínicas privadas. Muchas gracias por sus atenciones y por su paciencia”, fueron las palabras que dedicó el hombre a los funcionarios.

Fue el 25 de marzo que Hernández llegó por sus propios medios al hospital tras presentar tos. En un comienzo pensaron que se debía a la sintomatología propia tras la vacuna contra la influenza, pero en sólo dos días su salud se deterioró, ingresó a la Unidad de Pacientes Críticos y lo conectaron a un ventilador mecánico.

“Tenía niveles de oxigenación precarios y estando conectado se fue a pique. Creo que fue el único que estuvo decúbito prono (boca abajo) para tratar la patología”, detalló su hijo, Esteban Hernández.

Su esposa y otros hijos también se contagiaron, pero a él le tocó la peor parte. Es más, según recordó Esteban, el médico le reconoció que su estado de salud era grave y sólo tenía un 10% de posibilidad de vivir.

Afirma que la fe fue esencial para mantener la esperanza de que lo volverían a ver sano y salvo.

“Es serio, grave y tiene la capacidad de destruir a una familia”

Respecto a la atención, la calificó de extraordinaria en lo técnico y humano. Un ejemplo de ello, es que tras salir de alta debe continuar con la rehabilitación y desde el recinto le proporcionaron un instrumento terapéutico para fortalecer su capacidad respiratoria.

“Está debilitado porque perdió cerca del 40% de su masa corporal, así que está en un proceso de rehabilitación intenso, pero muy bien de ánimo y mantiene su ímpetu intacto”.

Para terminar, Esteban insistió en que el Covid-19 “es serio, grave y tiene la capacidad de destruir a una familia y marcarla para siempre”. Por eso, su llamado es a ser consciente y no subestimarlo.

“Uno llamaba cada día con la incertidumbre de saber si estaba vivo o no, o si estaba mejorando. No esperen a estar en esas circunstancias”, enfatizó.