Gran descontento y críticas han generado las declaraciones del escritor y ahora constituyente independiente, Jorge Baradit, sobre los hechos de violencia que han sufrido algunos de los constituyentes de la bancada de Vamos por Chile, durante los últimos días.

El enojo hacia el autor de Historia Secreta de Chile ha venido de diversas personalidades del oficialismo, incluyendo durante esta tarde al ministro Jaime Bellolio.

Y es que envuelto en las recriminaciones por parte del oficialismo, Baradit tuvo que pedir disculpas y retractarse sobre lo dicho, asegurando que “las palabras que emití ayer frente a la prensa, no me representan“.

Yo fui víctima de la violencia del Estado y no se la deseo a nadie. Fue un exabrupto, hablé con Luciano Silva, le pedí disculpas y el las aceptó. Le ofrezco también mis disculpas a la mesa por los problemas que le pude haber ocasionado”, concluyó el escritor.

Sin embargo, desde el Gobierno el ministro Jaime Bellolio, no quedó ajeno a las declaraciones de Baradit y realizó una fuerte crítica a sus dichos.

“Decir que a alguien le parece maravilloso o conveniente recibir golpes o violencia, es algo simplemente que no cabe en la democracia“, comenzó diciendo en un punto de prensa el ministro secretario de Gobierno.

A esto añadió que aquellas declaraciones implican un desprecio por la diferencia y la dignidad humana, y aseguró que Jorge Baradit ya había hecho ataques odiosos a las personas que piensan distinto a él.

“Por suerte lo que ha ocurrido es que dentro de la misma Convención, tanto su presidenta como el mismo colectivo socialista, han dicho que no es aceptable la violencia hacia los convencionales, ni hacia nadie“, argumentó el titular.

Además, aseguró que una de las bases de la democracia es la no violencia, pero cuando hay un convencional que -a su juicio- hace una verdadera apología de la violencia significa que el problema es grave.

“Cualquier persona que se manifieste feliz o que dice que es conveniente que les peguen a otras personas porque no piensan como ellos, significa que simplemente no cree en la democracia ni en la deliberación pública”, finalizó Jaime Bellolio.