Este 1 de mayo se conmemora el Día del Trabajador, una fecha que este año estará marcada por la pandemia, el desempleo, cuarentenas, nuevas modalidades en las ocupaciones y más exigencia para los llamados trabajadores esenciales.

Si bien hay empleos que siempre han sido considerados fundamentales para el funcionamiento de un país, la crisis sanitaria ha develado que no siempre los educadores son los mejores pagados y que la Salud y la atención primaria no sólo está en manos de médicos, sino que también hay otros funcionarios como enfermeros y enfermeras, tens, personal de aseo y recolección de desechos químicos, entre otros, que se han convertido en pieza clave en la lucha contra el coronavirus.

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De la misma forma, ocurre con recolectores de basura, quienes laboran sin descanso y evitan que se acumule la contaminación en las comunidades.

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Miguel Ángel Millán vive hace 28 años en Osorno y trabaja para la empresa Servitrans. Asegura que la pandemia lo ha afectado psicológicamente, principalmente por no poder visitar a su familia. “Solo pedimos un poco mas de respeto y agradecimiento por parte de las personas”, señala.

Otro rubro que se ha mantenido en funcionamiento y es esencial para la supervivencia, es el de la venta de alimentos. Bodegueros, vendedores, cajeros, cocineros, mesoneros y dueños de abastos, restaurantes y feriantes, que si bien no todos estaban preparados para los cambios abruptos y para salir a trabajar de forma presencial, ven la situación como un aprendizaje e, incluso, se sienten más reconocidos en sus quehaceres.

“Es un momento que es un poco más complicado que en los últimos años, pero si nos ha traído mucha experiencia”, explicó María Labbé, propietaria del local Mercado Pelícano en Copiapó, en entrevista con AgenciaUno.

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A estos se suman químicos, farmacéuticos y vendedores de artículos médicos y medicamentos, que han tenido que adaptar su forma de atención para sentirse más seguros.

El desempleo también ha marcado estos días y ha sido motivo de reinvención para personas como Gonzalo Artal, quien pasó de ser periodista en el área de publicidad a representante legal de una farmacia al norte de Iquique.

“Me afectó porque modificó todo el esquema familiar. Tuvimos que replantearnos como queríamos seguir viviendo”, señaló, quien espera que “el próximo verano sea nuestro y no de un bicho (covid-19)”.

En tanto, periodistas, camarógrafos y fotógrafos se mantienen en el área y son esenciales para transmitir los últimos acontecimientos que marcarán la rutina diaria, a pesar del riesgo de contraer el virus, como le ocurrió a Cristian Robles, trabajador de Televisión Nacional de Chile, quien dio positivo a covid-19 en mayo de 2020 y tuvo que guardar cuarentena por 45 días.

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Los delivery, ocupación que se ha multiplicado por estos días al ser una alternativa para pagar las cuentas, también se han convertido en empleados indispensables para garantizar el cumplimiento de las medidas restrictivas.

Saltando a otro ámbito, se encuentran bomberos y personal de ambulancias, quienes con su rápido actuar evitan que las emergencias se propaguen en medio de esta crisis mundial.

En septiembre de 2020, Ana María Pérez, quien trabaja para el cuartel de Bomberos de Santiago, dio positivo a covid-19 y perdió parte de la funcionalidad de su pulmón derecho. Desde su espacio solo pide “usar mascarilla, alcohol gel y no salir si no es necesario, con ello nos harían un poco más fácil nuestro trabajo”.

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Quienes tampoco han paralizado sus funciones, son los conductores de metro, buses y micros y operadores de máquinas, como por ejemplo los que controlan los ascensores en Valparaíso, quienes son vitales para la movilidad de los ciudadanos.

Por otra parte, están los conserjes y guardias de seguridad, que pasaron a ser trabajadores de la “primera línea”, pues son los encargados velar por que se cumplan las medidas sanitarias en cualquier recinto, mientras se cuidan de ser víctimas del contagio.

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Finalmente, un trabajo que no ha parado, aunque no es lo que se esperaba en un inicio, es el de los sepultureros y demás empleados de los cementerios del país.

Julio Espinoza lleva más de una década trabajando como sepulturero en el Cementerio Católico ubicado en la comuna de Recoleta, en la región Metropolitana. Cuando comenzó la pandemia, sentía temor y miedo de contagiar a su familia y amigos más cercanos, pero eso no le impidió transformarse en un trabajador de “primera línea” y realizar su labor ataviado de braga de seguridad, guantes y mascarilla. Su dedicación ha sido valorada por quienes han perdido a sus familiares en los últimos meses.

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“Esta la salud, las funerarias y después nosotros aquí en el cementerio…Los cuidamos como una familia, con mucho cuidado, con cariño”, puntualizó.

Estos son parte de los trabajadores que se han convertido en los protagonistas, a veces silenciosos, de la sociedad durante la pandemia.