Las víctimas fatales por el terremoto en Turquía y norte de Siria siguen aumentando. A la fecha, la cifra ya llegó a más de 33 mil. Las operaciones de rescate continúan y en las últimas 24 horas lograron rescatar a nueve personas, incluida una niña de tres años que estaba entre los escombros.

La cifra de muertos por el terremoto en Turquía y norte de Siria sigue aumentando. Hasta la fecha, ya se contabilizan más de 33 mil víctimas.

De este total, casi 30 mil eran sólo de Turquía, según el servicio de emergencias turco AFAD. Y Siria asciende a 3.575, según los números oficiales contabilizadas en dicho país.

AFAD también informó que 148 mil personas han sido desalojadas de las diez provincias afectadas y que 233 mil trabajan en las laboras de rescate, con más de 12 mil maquinarias.

La últimas cifras del Gobierno informan que los heridos superan los 80 mil.

Aunque ya han pasado más de seis días desde el temblor, en las últimas 24 horas lograron salvar a nueve personas, desde una niña de tres años a una anciana de 85, que pasaron entre 140 y 155 horas entre los escombros.

Casi 10.000 personas llegaron de otros países para ayudar en los rescates, entre ellos varios equipos españoles de sanitarios, bomberos y militares.

Reabrió un aeropuerto

70 aviones y 167 helicópteros ayudan también en la asistencia a las víctimas y más de 300 cocinas móviles, 33 hornos de pan móviles y 83 instalaciones de lavabos han sido trasladados a la región de momento, agregó el organismo.

La zona afectada por el terremoto abarca más de 100.000 kilómetros cuadrados y alberga aproximadamente 10 millones de personas.

La asistencia se ve dificultada por el hecho de que varios aeropuertos de la zona cerraron al tráfico por estar gravemente dañados.

Este domingo, tras días de intenso trabajo, se volvió a abrir el aeropuerto de Hatay, cerca de la ciudad de Antioquia, cuya pista había quedado inutilizable por grietas y deformaciones, según informó la emisora pública turca TRT.

Antioquia, ciudad de casi 400.000 habitantes, quedó destruida prácticamente por completo, sin servicio de electricidad ni agua corriente y con casi todos los edificios derrumbados o gravemente dañados.