Muchas miradas se vuelcan hacia la Suecia liberal durante la pandemia de covid-19. También vale la pena echar un vistazo a Finlandia, porque ese país escandinavo tiene las tasas de contagio más bajas de Europa. Estos son los motivos, según lo explica nuestro medio asociado, la Deutsche Welle.

1. Finlandia reaccionó con rapidez

Cuando el número de personas contagiadas con coronavirus se disparó en todo el mundo a principios de año, el gobierno finlandés reaccionó rápidamente e impuso un confinamiento de dos meses. Se prohibió viajar hacia y desde la capital, Helsinki, y la región circundante.

También cerraron escuelas y otras instituciones, y más tarde restaurantes. Esto sucedió en un momento relativamente temprano, en el que la cifra de infecciones en el país escandinavo aún era manejable.

“Finlandia redujo la vida pública de forma rápida y extensa. En comparación con otros países nórdicos, como Noruega y Dinamarca, aproximadamente una o dos semanas antes, sin mencionar a Suecia”, explica Mika Salminen, director de la autoridad sanitaria finlandesa THL.

2. Buena acogida de la aplicación “Corona Flash”

Finlandia apuesta por el seguimiento rápido de personas que han tenido contacto con los que dieron positivo en los tests de coronavirus. Como en Alemania, la labor de las autoridades está respaldada por una aplicación. “Corona Flash” ha sido descargada por casi la mitad de los finlandeses.

En Alemania la “Corona Warnapp” sólo fue instalada por alrededor de 22 millones de personas, es decir, alrededor de una cuarta parte de la población. Para muchos, sus teléfonos inteligentes son simplemente demasiado viejos para instalarla. A muchos también les preocupa que sus datos estén siendo mal utilizados.

3. La confianza es la clave

A diferencia de otros países, donde cada vez más personas cuestionan la estrategia anticoronavirus del gobierno o simplemente no se toman el virus en serio, en Finlandia la confianza depositada en el gobierno es muy alta.

Esto no sólo es evidente en la aplicación de rastreo finlandesa, sino también durante el confinamiento en la primavera boreal, en el que apenas hubo resistencia. En una encuesta realizada por el Parlamento de la UE en ese momento, el 73% de las personas dijo que le parecían bien las medidas.

Allí la gente no sale a la calle a protestar por las restricciones: “Tratamos de ceñirnos a lo que dice el gobierno. Creo que tiene que ver con nuestro estado de bienestar”, dijo la política verde finlandesa Rosa Meriläinen a la cadena de radio pública alemana Deutschlandfunk Kultur.

La situación económica también puede haber contribuido a ello positivamente. Si bien el rendimiento económico cayó un 14% en promedio en la UE en el segundo trimestre de 2020, en Finlandia solo descendió un 6,4%.

4. La tecnología

Trabajar y estudiar, de repente, en casa fue una medida muy fácil de adoptar para este país tan digitalizado. Todos los estudiantes están bien equipados con computadoras portátiles.

En otros países la situación es muy distinta. Incluso en Alemania, por ejemplo, según un estudio de la Sociedad de Educación Digital, habría solo un portátil para 68 estudiantes.

Participar en clases en línea es sobre todo muy difícil para familias con bajos ingresos y sin acceso digital.

5. ¿No hay fiestas? ¡No importa!

Estar solo en el hogar es muy difícil para muchas personas, lo que es comprensible. Pero en Finlandia, parece ser que no.

Según una encuesta realizada por el Parlamento de la UE, el 23% de las personas en Finlandia incluso dijo que su vida había mejorado después del confinamiento en primavera. “No somos tan sociables y nos gusta estar solos”, explica la psicóloga social Nelli Hankonen, de la Universidad de Helsinki, en una entrevista con la agencia de noticias Agence France-Presse.

El distanciamiento social entre los finlandeses podría desempeñar un papel importante. “Puede ser que la zona de confort finlandesa sea un poco más amplia que en otros países europeos”, dice Mika Salminen, director de THL. “Nos gusta mantener a la gente a un metro de distancia, de lo contrario nos sentimos incómodos”, afirma.