Según analiza nuestro medio asociado, la Deutsche Welle, la opositora bielorrusa Maria Kolesnikova fue a todas luces secuestrada y se la quiso expulsar del país, pero se resistió. ¿Cuán importante es su figura para el movimiento de protesta contra Lukashenko?

Un día después del presunto secuestro de Maria Kolesnikova en Minsk, salen a la luz los primeros indicios de lo que podría haber ocurrido en concreto. La última figura destacada de la oposición que queda en Bielorrusia al parecer fue impelida a viajar a Ucrania, tal como Olga Kovalkova, también integrante de la directiva del opositor Consejo de Coordinación, quien había sido expulsada de facto a Polonia, poco antes.

De acuerdo con versiones de prensa, mientras dos correligionarios abandonaron el país rumbo a Ucrania, Kolesnikova destruyó su pasaporte para quedarse. Así lo confirmó este martes Pavel Latushko, otro miembro del Consejo de Coordinación.

En una entrevista con medios rusos, el presidente Alexander Lukashenko afirmó que Kolesnikova había sido detenida al cruzar la frontera, según comunicó uno de los periodistas presentes en su canal de Telegram.

Mujer de la primera línea

Kolesnikova pasó en las últimas semanas a la primera línea del movimiento opositor que acusa a Lukashenko de fraude electoral. Participó en las protestas en Minsk y siempre se mostró sonriente ante las cámaras, aunque en una entrevista con el periódico ruso Kommersant, a comienzos de septiembre, admitió que su papel era una carga para ella: “Esto, simplemente, no es para mí”.

Uno de sus mayores desafíos era tratar de movilizar a le gente contra el gobierno, sin asumir una posición de liderazgo, porque eso ofrecería una justificación para que la detuvieran. “Sería más fácil para nosotros si hubiera un líder”, dijo Kolesnikova al Kommersant, explicando que, sin embargo, se decidió prescindir de jerarquías establecidas, para dificultar las detenciones.

Cultura y política

Hace unos meses, pocos conocían el nombre de esta flautista profesional y promotora cultural que estudió música en Minsk y Stuttgart y que en su patria trabajó en proyectos musicales e impulsó el intercambio cultural entre Bielorrusia, Rusia, Ucrania y Alemania.

Martin Schüttler, profesor de la Escuela Superior de Música y Artes Escénicos de Stuttgart, calificó a Kolesnikova como una mujer de “una personalidad increíblemente fuerte”. En conversación con DW indicó que es enormemente “optimista, emprendedora, activa y llena de energía. En realidad, casi no se la puede frenar en todo lo que emprende”.

A Kolesnikova le gustaba presentarse en público, organizó una serie de actividades y en 2017 ofreció una conferencia sobre Beethoven y Pussy Riot en un evento que tituló “Música y política”.

Entró en la política activa siguiendo un llamado de Viktor Babariko, un mecenas que había conocido a través de sus proyectos. Babariko anunció sorpresivamente su candidatura presidencial en mayo, pero en junio fue detenido por supuestos delitos económicos y no se le permitió presentarse a las elecciones.

Kolesnikova formó una alianza con la candidata presidencial Svetlana Tijanóvskaya, cuyo marido había sido igualmente detenido y tampoco pudo participar como candidato en los comicios.

Tridente de opositoras

Junto con Veronika Tsepkalo, esposa de otro opositor al que no se le permitió presentar su candidatura, formaron un tridente femenino opositor. Tsepkalo dejó Bielorrusia el día de los comicios, a todas luces por miedo a la persecución, y Tijanóvskaya fue impelida a abandonar el país poco después. Kolesnikova se quedó.

Siempre tuvo claro que podía ser detenida en cualquier momento, y así lo dijo en una conversación con DW hace unos meses: “Eso no me frena y no me asusta, porque sé que los procesos que se han iniciado en la sociedad bielorrusa son inevitables”.

Es difícil aquilatar la influencia de Kolesnikova en el Consejo de Coordinación de la oposición bielorrusa, de siete miembros. La mayoría de sus integrantes han sido detenidos o forzados a salir del país y ya han surgido algunas discrepancias entre Kolesnikova y Tijanóvskaya.

“Viva o en pedazos”

Tras ser detenida, constató la Agence France-Presse, Kolésnikova, denunció a miembros de los servicios de seguridad por “secuestro” y “amenazas de muerte” tras su desaparición el lunes, anunció su organización política.

Según el sitio web de Viktor Babaryko, excandidato presidencial de quien era directora de campaña, Kolésnikova envió una carta al director del Comité de Investigación bielorruso en la que detalla lo que sucedió entre su “secuestro” el lunes y su reaparición 24 horas más tarde en la frontera con Ucrania.

“Maria Kolésnikova indicó los nombres y posiciones de quienes ejercieron presión psicológica sobre ella. Pidió abrir un proceso penal” por secuestro, encarcelamiento ilegal y amenazas de muerte, detalló el sitio que publica extractos de su carta.

“Estas personas amenazaron con matarme. Dijeron que si no abandonaba Bielorrusia voluntariamente, me iría de todas maneras, viva o en pedazos. También amenazaban con privarme de libertad durante 25 años, con causarme problemas en el lugar donde estuviera detenida”, escribe la opositora de 38 años.

“Cuando los agentes de la KGB (servicios de seguridad bielorrusos) entendieron que no abandonaría voluntariamente el territorio de Bielorrusia, me pusieron una bolsa en la cabeza, me metieron en un minibús y me llevaron a la frontera” con Ucrania, añadió.

Ella confirmó también la versión de sus partidarios según la cual, para no ser expulsada de su país, rompió su pasaporte.

Oposición en prisión o en el exilio

Kolésnikova y otro miembro detenido de la dirección del Consejo de Coordinación de la oposición bielorrusa, un órgano creado para preparar una transición política en el país, fueron acusados el miércoles de “atentar contra la seguridad nacional”.

Estas acusaciones ocurren un mes después de la elección presidencial de Alexander Lukashenko, en el poder desde 1994, que desencadenó un movimiento de protesta sin precedentes en el país.

Todas las figuras de la oposición bielorrusa de este movimiento de protesta, marcado por manifestaciones multitudinarias cada domingo en Minsk, la capital, están hoy en el exilio o en prisión.

Lukashenko, que mencionó vagamente el miércoles la posibilidad de una nueva elección presidencial en caso de reforma constitucional, volvió a confirmar el jueves que no abandonaría el poder bajo presión.

“A menudo me reprochan este hecho: ‘No abandonará el poder’. Y es un reproche con fundamento. No es para eso que la gente me eligió”, dijo.