El Congreso de España aprobó la moción de censura presentada por el Partido Socialista Obrero (PSOE) en contra de Mariano Rajoy, tras la condena al Partido Popular por el denominado caso Gurtel, un esquema de corrupción que financió al PP durante décadas..

La moción de censura también establece al líder socialista, Pedro Sánchez, como el nuevo presidente del gobierno español, quien fue investido por el Congreso tras la votación.

La moción promovida por Sánchez recibió el apoyo de una mayoría de diputados de la cámara baja, 180 de 350.

“Queda aprobada la moción de censura”, por lo que Sánchez “se considera investido de la confianza de la cámara”, dijo la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor.

“Se abre un nuevo tiempo en la política española”, declaró Sánchez minutos antes de la votación, y después de seis años y medio de poder conservador en España.

Rajoy estuvo ausente durante gran parte de la sesión de este viernes y habló apenas un par de minutos ante el Congreso, donde -visiblemente afectado- reconoció que su remoción era inminente y que aceptaría el resultado.

“Gracias a todos. Gracias mi partido sin el cual no hubiera sido posible. Gracias a todos los españoles y suerte”, expresó Rajoy, agregando que dejaba “una mejor España de la que recibió”.

Complicaciones para el PSOE

Sánchez ha completado en apenas un año un recorrido sorprendente: en mayo del año pasado recuperó el liderazgo del PSOE meses después de verse defenestrado por una rebelión interna, y ahora se convierte en el nuevo presidente de España.

Prometió que mantendrá los presupuestos de 2018 elaborados por el PP, aprobados hace una semana en la cámara baja y pendientes de tramitación en el Senado, donde los conservadores tienen mayoría.

Un gesto paradójico y destinado a atraerse el apoyo decisivo del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que gobierna esta región del norte de España y arrancó de esos presupuestos un paquete de inversiones en infraestructuras de 540 millones de euros.

Pero dado lo variado de sus apoyos, su mandato se anuncia difícil. Sánchez admitió que “es evidente que tenemos que ir a unas elecciones generales”, y abogó por “que consensuemos ese horizonte electoral”.

La convocatoria electoral es además una exigencia firme del partido liberal Ciudadanos, rival del PP en la derecha y que según los sondeos va viento en popa.

“Yo no quiero un gobierno zombi por la corrupción, pero tampoco quiero un gobierno Frankenstein con los que quieren liquidar España”, advirtió el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, indignado por el apoyo de los separatistas catalanes a la moción socialista.

El jueves en el Parlamento Rajoy cargó duramente contra Sánchez, al que acusó de hacer con la moción “un ejercicio de oportunismo al servicio de [su] ambición personal” y de poner en riesgo la recuperación de la economía.