El cura Jacques Hamel, degollado hace un año por dos yihadistas, se ha erigido en un símbolo del rechazo al terrorismo en Francia, donde este miércoles se le ha rendido homenaje.
“El rostro de Jacques Hamel se ha convertido en el rostro del rechazo a (la) cultura de la muerte y (al) terrorismo arrogante”, declaró Macron, Presidente de Francia, en un discurso pronunciado frente a la pequeña iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray donde Hamel fue asesinado en plena misa en 2016.
“Al pie de su altar, los dos terroristas pensaron probablemente que levantarían entre los católicos de Francia una sed de venganza y de represalia, pero fracasaron”, afirmó el jefe de Estado, quien dio las gracias a los habitantes de esta pequeña localidad del norte de Francia por haber dado “ejemplo” convirtiéndose en “artífices de la paz”.
En relación al odio que pudo haber producido entre católicos y musulmanes el asesinato, Macron afirmó que la República “no tiene que combatir a una religión”, pero apuntó a que “cada religión (…) debe llevar a cabo su propio combate para que el odio (…) nunca triunfe”.
El homenaje
Las conmemoraciones comenzaron con un minuto de silencio a las 09:00 horas locales (03:00 horas en Chile), la hora exacta en la que este cura de 85 años había comenzado a celebrar su misa frente a cinco personas en 2016, antes de ser apuñalado y posteriormente degollado.
“Hoy recordamos a un cura que sigue velando por nosotros”, declaró al inicio de la ceremonia Dominique Lebrun, arzobispo de Ruán, una ciudad cercana a Saint-Etienne-du-Rouvray. “No, el odio no ha triunfado y no triunfará”, proclamó.
“Este atentado fue probablemente cometido para enfrentar a las religiones. Pero no lo lograron”, agregó este cura que trabajó con el padre Hamel. “La herida fue muy profunda y aún está abierta”, dijo a la AFP.
Después de la misa se inaugurará un “monumento republicano a favor de la paz, la fraternidad y la memoria” cerca de la iglesia donde murió Hamel, un cura descrito por quienes lo conocieron como un hombre “sencillo” y “discreto”.
Por la noche tendrá lugar una ceremonia en Bonsecours, la comuna vecina donde fue enterrado el sacerdote, quien podría ser beatificado pronto después de que el papa Francisco aceptara excepcionalmente acortar el plazo para la apertura de este proceso que normalmente se inicia cinco años después del deceso.
Además del presidente Emmanuel Macron, el primer ministro Edouard Philippe y el ministro del Interior Gérard Collomb participaron en la ceremonia, a la que asistieron también representantes de la comunidad musulmana.
Recordemos que este asesinato conmocionó a todo el país, pero también impulsó varias iniciativas para reforzar el diálogo entre cristianos y musulmanes. Además, el ataque se produjo a menos de dos semanas después de un atentado en Niza, en la Riviera Francesa, en el que murieron 86 personas.
