Dicen que la tercera es la vencida y Joe Biden así puede decirlo: en su tercer intento, el veterano senador logró su sueño presidencial y este lunes el Colegio Electoral ratificó su victoria en las elecciones de noviembre.

El 20 de enero será inaugurado como el jefe de Estado número 46 de Estados Unidos, por lo que ya puede llamar a la Casa Blanca su hogar por los próximos cuatro años.

Cuando llegó al Senado estableció un récord por su edad: hasta ese entonces nadie tan joven lo había hecho. Ahora, paradójicamente, será el presidente más anciano en liderar al país, con 78 años.

Este lunes, el Colegio Electoral de Estados Unidos ratificó la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales, una oportunidad que el político demócrata va a aprovechar para hacer un llamado a “dar vuelta la página”, pese a la tenaz negativa de Donald Trump a reconocer su derrota.

Sin sorpresas, los grandes electores reunidos esta jornada en todo el país – para formalizar el resultado de los comicios del 3 de noviembre – confirmaron la victoria de Biden, quien el 20 de enero asumirá como el 46 presidente de Estados Unidos.

Este proceso meramente formal adquirió un cariz inusual este año por la negativa a reconocer su derrota del presidente saliente.

Con el voto de los numerosos delegados de California, donde Biden se impuso por un 63% de los sufragios, el demócrata superó ampliamente la cota necesaria para llegar a la Casa Blanca, establecida en 270 votos electorales.

Biden, exvicepresidente de Barack Obama, tiene previsto un discurso a las 19:30 horas (21:30 en Chile) desde su feudo en Delaware para celebrar este último paso que consagra de forma definitiva su victoria y que, según él, es la prueba de “la fortaleza y la resiliencia” de la democracia estadounidense.

“En esta batalla por el alma de Estados Unidos, prevaleció la democracia (…) La integridad de nuestras elecciones permanece intacta”, dirá Biden, en una clara referencia a la persistente negativa de Trump a aceptar la derrota.

Según extractos filtrados del discurso también va a llamar a “pasar página”, reiterando su habitual llamado a la unidad y la sanación.

Este proceso, que es transmitido en directo por muchas cadenas, habitualmente no pasa de ser una formalidad, pero la posición de Trump, sus denuncias de irregularidades y la batalla judicial que emprendió en varios estados para impugnar los resultados – sin ningún éxito – aumentaron el interés mediático.

La propia Corte Suprema – que cuenta con una mayoría conservadora gracias a que Trump designó a tres de sus magistrados – se negó el viernes siquiera a considerar dos demandas de los republicanos.

Los resultados de la elección del 3 de noviembre ya han sido certificados por los 50 estados más el Distrito de Columbia. El demócrata ganó con 81,3 millones de votos, 51,3% de los sufragios emitidos, frente a 74,2 millones (46,8%) del magnate republicano.

Pero en Estados Unidos el inquilino de la Casa Blanca es elegido por sufragio universal indirecto, y cada estado dispone de un número de grandes electores determinado por su población. Biden remató con 316 votos frente a los 232 de Trump.

“Espero que puedan verme sonreír detrás de la mascarilla”, dijo en Pensilvania la demócrata Nancy Patton Mills, que presidió la votación en este estado.

La mayoría de los grandes electores son personas desconocidas por la opinión pública, pero también hay personalidades como la excandidata presidencial Hillary Clinton, que votó en Nueva York.

Clinton – que en 2016 ganó el voto electoral, pero obtuvo menos electores que Trump – dijo en Twitter que no cree en este sistema, pero que aún así se siente orgullosa de haber votado por Biden.

“Creo que deberíamos abolir el Colegio Electoral y seleccionar a nuestro presidente según quién sea el ganador del voto popular”, indicó.

Sin reconocimiento por Trump

Aunque en los últimos años ha habido algunos “electores díscolos”, que votaron por un candidato que no ganó en su estado, este número nunca ha sido suficiente para cambiar el resultado de una elección.

Un gran número de legisladores republicanos respaldan las afirmaciones de fraude de Trump, pero otros se han desmarcado y se prevé que otro grupo comience a reconocer la victoria de Biden, ya que fue ratificada por el Colegio Electoral.

Sin embargo, no se espera que Trump acepte su derrota, pero tampoco que se niegue a abandonar la Casa Blanca. Probablemente sí evada reunirse con Biden en la tradicional fotografía previa a la inauguración.

Por ejemplo, este fin de semana ya evitó contestar una pregunta sobre si asistiría a la toma de posesión de Biden.

Algunos aliados de Trump han especulado con la posibilidad de impugnar el resultado el 6 de enero, cuando el Congreso valide formalmente el recuento del Colegio Electoral.

Esta estrategia tiene una posibilidad de éxito prácticamente nula, pero sería una muestra más del estado de profunda división con el que Biden comenzará su presidencia.

En un indicio del cambio de viento, el apoyo a Trump del equipo del diario The Wall Street Journal se resquebrajó y este lunes en su editorial el periódico financiero lo instó a “dar vuelta la página”.