El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, debía hablar este jueves sobre el racismo y la violencia policial en un foro en Texas después de haber evitado en gran medida el tema que ha sacudido al país en las últimas semanas.

Aunque alabó el trabajo de la policía y el ejército con reiterados tuits en apoyo de la “ley y el orden”, el mandatario republicano se mantuvo muy discreto sobre la indignación, la ira y la necesidad de un cambio que se apoderó de decenas de millones de estadounidenses después de la muerte del afroestadounidense George Floyd bajo las rodillas de un oficial de policía blanco.

Notoriamente callado durante el funeral el martes en Houston, donde su probable rival demócrata Joe Biden se expresó en un tono muy personal por video, Trump, reacio a respaldar las manifestaciones, ha estado mucho más discreto sobre su campaña electoral.

Cayendo en las encuestas a menos de cinco meses de las elecciones, el inquilino de la Casa Blanca anunció el miércoles una serie de actos proselitistas: en Oklahoma, Florida, Arizona y Carolina del Norte.

“Habrá uno enorme en Florida, todos serán grandes”, dijo, visiblemente entusiasmado de reencontrarse con las gradas y el aroma de su victoriosa campaña de 2016 a la que se refiere regularmente.

Su manejo de la pandemia de coronavirus, que se ha cobrado unas 113.000 vidas en Estados Unidos, así como su respuesta a las enormes manifestaciones de “Black Lives Matter” (Las vidas negras importan) en todo el país,
han sido juzgados negativamente por la mayoría de los estadounidenses.

Según el promedio de las encuestas del sitio FiveThirtyEight, la proporción de estadounidenses que tienen una opinión favorable de Trump está en constante declive desde hace tres semanas. Actualmente se ubica en 41,1%, frente al 44,1% el 15 de mayo.

Falta para las elecciones, dijo Geoffrey Skelley, analista del sitio, con lo cual el multimillonario republicano puede esperar un “rebote”.

“Pero cuanto más se acerca su índice de popularidad a la marca del 40%, más difícil es imaginar cómo podrá atraer suficientes votos para ser reelegido”,
advirtió.

Las opciones de Trump

En Washington resuena desde hace varios días la idea de que se viene una fuerte iniciativa presidencial para recuperar el control. ¿Discurso solemne sobre la discriminación racial? ¿Decreto para una mejor supervisión policial?

Se han mencionado diferentes vías, pero ninguna se ha confirmado por ahora. Y el misterio permanece sobre los posibles anuncios que el presidente estadounidense podría hacer durante la mesa redonda programada en Dallas a las 15:00 (16:00 de Chile).

“Desde hace semanas, el presidente evitó a toda costa una conversación fundamental sobre el racismo sistémico y la brutalidad policial”, lamentó Joe Biden, su probable rival demócrata para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.

“El viaje a Texas no cambiará nada”, agregó,
lamentando que el 45º presidente de la historia de Estados Unidos nunca haya tratado de “ofrecer un mensaje de sanación a un país en luto”.

Estos días se han multiplicado los llamados a un profundo cambio de cultura dentro de la fuerza policial estadounidense.

“Por favor escuchen el clamor que viene de la calle”, dijo el hermano de George, Philonise Floyd, al Congreso, implorando a los legisladores que adopten reformas significativas.

El proyecto de “Ley de Justicia y Vigilancia”, respaldado por más de 200 legisladores, principalmente demócratas, prevé crear un registro nacional para los oficiales de policía que cometen errores, facilitar los procedimientos legales contra los oficiales y repensar su reclutamiento y la capacitación de los efectivos.

Pero el futuro del texto en el Senado, donde los republicanos son mayoría, es muy incierto.

Por el momento, Trump se jacta de símbolos a los que la parte más conservadora de su electorado es particularmente sensible.

Dijo que se oponía categóricamente a la idea de renombrar bases militares bautizadas con nombres de generales confederados, una idea sobre la cual el Pentágono había dicho que estaba abierto a discusión.

No es la primera vez que Trump se pone de ese lado en este tema delicado en Estados Unidos, donde algunos ven en los homenajes a los sureños, que eran favorables a la esclavitud, una celebración del pasado racista.

Pero prueba de que la onda expansiva causada por la muerte de George Floyd tiene consecuencias, la serie NASCAR de automovilismo anunció el miércoles que prohibirá la exhibición de la bandera confederada en sus carreras.

Sus fanáticos están muy presentes en muchos estados del sur que son bastiones del Trump.