Una jornada complicada tuvo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el último martes, luego que su exabogado Michael Cohen se declarara culpable de ocho cargos, incluido el de hacer contribuciones ilegales a la campaña electoral.

Cohen se declaró culpable de hacer pagos secretos antes de las elecciones, entre otros a la estrella porno Stormy Daniels, que dice que tuvo una aventura con Trump.

El caso de Stormy Daniels es la primera investigación judicializada que toca a Trump. Ni las condenas por evasión fiscal y fraude bancario contra su exasesor, Paul Manafort, ni los otros seis cargos tributarios por los que Cohen se declaró culpable llegan hasta él. Sólo el pago a la actriz porno puede llevarlo -de momento- ante la justicia.

Cohen pagó 130 mil dólares a Daniels en plena campaña electoral de 2016,
a cambio de que no revelara una serie de relaciones sexuales con el magnate ocurridas en 2006, cuando recién se había casado con Melania Trump.

En el marco de un acuerdo con la fiscalía, el abogado afirmó que actuó “en coordinación y bajo la dirección de un candidato a un cargo federal”, en referencia a Trump, aunque sin nombrarlo directamente.

“Tuve esta conducta con el propósito de influir en las elecciones”, le dijo Cohen al juez, con la voz por momentos temblorosa.

La artista reaccionó en su cuenta de Twitter a la declaración de Cohen, con escueto mensaje de “y ahora ¿Qué les parezco?”, para luego publicar un segundo mensaje dirigido a su abogado en las causas contra Trump: “Y gracias, Michael Avenatti”.

Según informa diario El País de España, Avenatti lleva una demanda civil en el estado de California para anular el acuerdo de confidencialidad entre Daniels y Cohen. Aunque legalmente la acción judicial tendría poco futuro, ha significado un escándalo mediático para la Casa Blanca.

La demanda auspiciada por Avenatti generó una serie de preguntas cómo si Trump sabía de los pagos o de dónde salió el dinero, y la más compleja de todas, si violó la ley de financiamiento electoral.

“Las posibilidades de que yo interrogue al presidente acaban de dispararse”, dijo el abogado el martes en una entrevista con CNN, cadena constantemente atacada por Trump, tras la declaración de Cohen.

El caso de Stormy Daniels fue revelado en enero por el periódico The Wall Street Journal, donde contaba el acuerdo de confidencialidad entre la exestrella porno y los abogados de Trump.

En una primera instancia, Cohen negó la existencia del pago a Daniels, luego que él pagó por su silencio y que Trump no sabía nada al respecto, después se volvió a contradecir, afirmando que había realizó el acuerdo con la actriz porno y que el presidente le reembolsó el dinero. Finalmente el martes confeso que pagó a la artista por orden directa de Trump.

ARCHIVO | Agence France-Presse
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El pago a Daniels se puede estimar como una violación a la ley de financiamiento electoral de Estados Unidos, ya que se hizo con la idea de influir en la campaña electoral, por tanto se considera como una donación personal, que supera el límite de 2.700 dólares que permite la legislación norteamericana.

Además el pago no fue informado a la Comisión de Elecciones Federales (FEC), algo que podría complicar aún más a Cohen, consignó en su momento la cadena CNN.

El caso de Stormy Daniels no es el único de una mujer a la que hayan pagado para callar una supuesta relación con el empresario, la ex estrella Playboy, Karen McDougal, también confesó en febrero del presente año haber firmado un acuerdo con Trump.

El caso de McDougal tuvo su punto más alto de repercusión cuando se difundió un audio de Trump -grabado sin su consentimiento- donde ordena a Cohen realizar un pago para comprar su silencio.

Sobre la confesión de Cohen, la Casa Blanca se negó a comentar sobre la afirmación de Cohen. “Consulten al asesor externo del presidente”, se limitó a decir secamente a los periodistas la secretaria de prensa, Sarah Sanders.

Más tarde, en un comunicado a la prensa estadounidense, el abogado de Trump, Rudolph Giuliani, dijo que “no hay acusaciones de ningún delito contra el presidente en los cargos presentados por el gobierno contra el Sr. Cohen”.

ARCHIVO | Agence France-PResse
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Puntos para el fiscal Mueller

La condena a Manafort y la declaración de culpabilidad de Cohen llevaron alivio al fiscal especial Robert Mueller, cada vez más presionado políticamente para terminar su investigación sobre la presunta injerencia rusa en la campaña electoral de 2016, que ya lleva 15 meses.

Los expertos dicen que cada victoria cuenta para el fiscal especial, quien gracias a su creciente historial de éxitos aumenta la chance de asegurar la cooperación de futuros testigos.

Con unas elecciones legislativas cruciales que se avecinan en noviembre, Trump está desesperado por convencer a los votantes de que la investigación tiene prejuicios políticos, con la esperanza de proteger a la mayoría republicana tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes.

Su primera reacción a los resultados de ambos casos judiciales el martes fue insistir una vez más en que no hay base para la investigación de Mueller.

Mueller tiene una batalla cuesta arriba para demostrar las acusaciones de que la campaña de Trump coludió con Rusia durante las elecciones de 2016, y que el mandatario ha intentado obstaculizar su investigación.

En el caso de Manafort, el primero que el equipo de Mueller ha enviado a juicio, un jurado encontró al exjefe de campaña de Trump culpable de ocho cargos de evasión fiscal, fraude bancario y omisión de declarar cuentas en el extranjero.

Si bien la evidencia era sólida, el caso se centró en transacciones de Manafort separadas de la campaña de 2016 y no directamente relacionadas con Rusia.

El caso de Cohen tampoco tenía un ángulo de colusión rusa.

Aunque no se relacionen con una colusión, ambos casos subrayaron que Mueller no va tras cargos superficiales, como afirman sus críticos.

“La condena de Manafort demuestra que la investigación de Mueller está lejos de ser una cacería de brujas”, dijo el congresista demócrata Adam Schiff.

“También muestra que la campaña y administración (de Trump) estuvieron plagadas de personas con un historial de negocios sin escrúpulos y con vínculos con intereses extranjeros”, agregó.

Ambos casos demostraron que Mueller, un taciturno exdirector del FBI de 74 años, está trabajando de manera rápida y eficiente. Desde que fue nombrado en mayo de 2017, no ha hecho comentarios públicos sobre el progreso de su investigación ni ha respondido a los ataques casi diarios del presidente.

Pero ha imputado a 33 individuos, 25 de ellos rusos, y a tres compañías.

Cinco han negociado declaraciones de culpabilidad por cargos reducidos, incluido el exasesor de seguridad nacional de Trump Michael Flynn; el exvicejefe de campaña y ayudante de Manafort Richard Gates; y el exasesor de política exterior George Papadopoulos.

En comparación, el fiscal especial Ken Starr tardó cuatro años en presentar una acusación contra el presidente Bill Clinton en los años 90.

Michael German, exagente del FBI ahora en el Brennan Center for Justice, dijo que el veredicto de culpabilidad en el juicio de Manafort fue un importante paso adelante para Mueller.

“Cada victoria es importante para el fruto final de la investigación”, señaló.

“Es más fácil obtener la cooperación de los testigos o asegurar declaraciones de culpabilidad si se está buscando establecer un registro de éxito. Pone más presión sobre las personas para que cooperen con la investigación”, añadió.