Luis Arce recibió un país dividido y sumido en una crisis por la pandemia. Dos expertos analizan el desarrollo de su mandato, los logros sanitarios y las deudas pendientes que deberá saldar en los próximos meses.

Las protestas opositoras en Bolivia tuvieron este lunes su tercer capítulo, tras las manifestaciones convocadas en agosto y octubre. Si bien el movimiento fue más visible en Santa Cruz, donde se produjeron bloqueos y cortes de calles, las señales de descontento se observaron también en otros rincones. En la Asamblea Legislativa, por ejemplo, donde los silbidos de parlamentarios opositores incomodaron por momentos al presidente Luis Arce, que daba su discurso ante los congresistas al cumplir su primer año en el poder.

“Vivimos tiempos de incertidumbre y una crisis profunda, producto de la ruptura del orden constitucional que devino en masacres, pero hemos vuelto a la estabilidad y a la senda del crecimiento”, dijo el mandatario.

A esa crisis profundiza el analista y abogado Marco Montellano la llama “división o polarización de la sociedad boliviana”. El experto dice a Deutsche Welle que ese problema, surgido precisamente en la ruptura del orden constitucional de 2019, cuando Evo Morales debió abandonar el poder y el país, no ha terminado de resolverse.

“De manera maniqueísta y simplificadora se ha tratado de partir en dos la explicación de lo acontecido. Desde el gobierno dicen que hubo un golpe de Estado, y otros dicen que hubo un fraude electoral. Es una disputa narrativa aún no resuelta y que no se va a resolver, porque ninguna de los dos ideas explican lo sucedido”, añade Montellano.

Para él, hay un elemento imposible de obviar en todo este embrollo: “Tal como ocurrió también cuando cayó Evo Morales y asumió la oposición, la Justicia sigue operando como brazo represor del poder de turno”. Eso explicaría que hay 70 altos cargos del gobierno anterior detenidos, entre ellos, la expresidenta Jeanine Áñez.

Reconciliación pendiente

“El presidente Arce recibió al país con dos grandes desafíos: uno sanitario y otro económico. El punto más alto es el sanitario, porque la gestión sobre la obtención de las vacunas fue realmente muy buena, y es allí donde mejor se evalúa al presidente Arce. Y sobre la crisis económica, lo que ha intentado el gobierno es estabilizar la economía, y de ello deriva un desafío para el año 2022, que es lograr crecimiento económico”, explica a DW el académico y doctor en Ciencias Políticas Marcelo Arequipa.

Montellano ofrece otra perspectiva. “Yo creo que si algo había generado ciertas expectativas era la promesa de reconciliación nacional. Pero se trató de meras líneas discursivas. Arce, en la campaña, hablaba de la ‘presidenta Áñez’, reconociendo el gobierno, y ahora la llama ‘golpista’.

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El vicepresidente David Choquehuanca hablaba de equilibrar las alas izquierda y derecha del cóndor para poder volar, y ahora advierte que los movimientos sociales van a salir a las calles a defender al gobierno del paro indefinido. Creo que el Ejecutivo está muy confrontacional”, dice el analista. “No veo intención de diálogo, sino más bien la idea de torcer el brazo a la oposición”, añade.

“La tensión política que tenemos en el país la arrastramos desde un poquito antes de que Arce asumiera el poder. El presidente decidió inmiscuirse en esta tensión política a partir de agosto de este año, y entonces, claro, no hay posibilidad ahora mismo de hablar de reconciliación, porque lo que quieren es ajustar las cuentas respecto de lo que hizo la señora Áñez, en términos de lo que ellos denominan golpe de Estado”, puntualiza Arequipa. Este mismo lunes, durante su discurso ante el Parlamento, Arce fue muy duro con la oposición, especialmente a sectores vinculados a la exmandataria, a los que calificó de “golpistas”.

La sombra de Evo

Otro factor siempre presente es la figura del expresidente Evo Morales. “Evo podrá haber salido del poder Ejecutivo, pero sigue siendo la figura más importante del MAS”, dice Montellano.

“Sólo para dar un número: 18 de las 34 misiones diplomáticas de Bolivia son ocupadas por exministros y exdiputados oficialistas, cercanos a Morales. Es tal el peso de Evo, que muchos dirigentes de Oriente, en vez de reunirse con el presidente Arce en el palacio de gobierno, viajan al Chapare para negociar con Evo. Él sigue usando aviones del Estado y helicópteros de la Fuerza Aérea para moverse. No ha perdido un gramo de poder”, estima el abogado.

Arequipa piensa que la sombra de Morales sin ninguna duda está presente, pero tiene matices. “Pervive en su partido y en el gobierno, sí, pero pervive de manera mucho más determinante para la oposición. Hace unos meses, Evo Morales dijo públicamente que había que hacer una purga al interior del gobierno de Arce, porque había algunos que eran considerados traidores. A partir de esa declaración, uno revisa la prensa y se ve que Arce no ha sacado a nadie. Creo que esa es vía conducente para ver que, en realidad, es un error de la oposición creer en la fantasía de que es Evo el que gobierna”.

Respecto de las protestas de esta jornada, Montellano dice que se trata de un paro a media fuerza, y que es dudoso que la oposición logre repetir el escenario de 2019, cuando a las manifestaciones se sumaron sectores antaño afines al gobierno. “La gente va a salir a defender el gobierno de Arce y va a desbloquear. Además, la economía de la población no permite un escenario como el de hace dos años. La oposición tampoco está unida y ha sido incapaz de reforzar sus liderazgos”.