Habrá segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Uruguay y será el 24 de noviembre. Ganó el Frente Amplio (FA), pero ninguno de los candidatos logró más de 50 puntos, por lo que el balotaje lo disputarán el oficialista Daniel Martínez, que obtuvo el 39,1 %, y Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, quien llegó al 28,5 %.

El candidato opositor ya adelantó que apostará por la alianza con las fuerzas políticas más fuertes entre las que no disputan la segunda vuelta, por lo que el escenario se presenta complejo para el FA, que está en el poder desde 2005.

En tercer lugar quedó Ernesto Talvi, del histórico Partido Colorado, con el 12,3 %. Y en cuarto lugar, con el 10,8 % se ubicó una fuerza nueva y ultraconservadora, liderada por el excomandante en jefe del Ejército Guido Manini Ríos, quien se presentó por Cabildo Abierto. Ambos anunciaron ya que apoyarán a Lacalle Pou en la segunda vuelta.

Por lo pronto, en el Congreso, el FA perdió las mayorías en ambas cámaras. “Es un escenario muy dificil para el FA. Claramente, Lacalle Pou arranca en posición privilegiada”, asegura el sociólogo uruguayo Agustín Canzani.

Para el representante de la Fundación Friedrich Ebert en Uruguay, Sebastian Sperling, “la pelea ahora es por el centro. Ayer Martínez marcó el tono de esta semana. El lema es estabilidad y certeza con el FA versus la fragilidad de una eventual coalición opositora”.

Gobierno “multicolor”

Ya entrada la noche de este domingo electoral, Lacalle Pou dio un discurso y anunció la conformación de un gobierno “multicolor”. De ese modo, daba la bienvenida a una suerte de coalición al Partido Colorado, a Cabildo Abierto, así como al Partido de la Gente, que sacó un 1,1 %, y al Partido indepediente, que obtuvo otro 1 %.

Aunque todavía no queda claro qué implicaría esa coalición, Sperling destaca que a partir de ahora “para gobernar la oposición depende de la nueva fuerza de ultraderecha”, con la que la coalición sería “complicada”. Sobre esta alianza, Canzani subraya que “electoralmente tiene grandes chances de concretarse”, pero observa también “una cuestión política que puede llegar a traer problemas”.

El dilema frenteamplista

Martínez tiene 62 años, es ingeniero y hasta abril fue alcalde de Montevideo. El dato es importante, porque en 1999, el actual presidente Tabaré Vazquez, exintendente de la capital, se candidateó como presidente. Ganó en primera vuelta con el 40 por ciento de los votos, pero no pudo vencer al colorado Jorge Batlle en balotaje.

En 2004, Vázquez obtuvo más de 50 % en primera vuelta y, de ese modo, el FA llegó por primera vez a la presidencia. Luego, tanto en las elecciones de 2009, con José Mujica, como en las de 2014, otra vez con Vázquez como candidato, el oficialismo sacó 47 % y necesitó de un balotaje para vencer.

Ante la anunciada alianza opositora, la pregunta para el oficialismo ahora es cómo y por dónde expandirse de cara al 24 de noviembre
. Para Canzani, “el FA debe orientarse no hacia estrategias de asociación con liderazgos de otros partidos, sino hacia sectores de la ciudadanía que puedan considerar que la coalición opositora es heterogénea y compleja, y puede llevar a políticas públicas que serán contradictorias con lo que ellos piensan”.

Por su parte, Sperling plantea que “seguramente hay votantes del Partido Colorado que no van a seguir la sugerencia de Talvi. Pero tampoco conocemos bien todavía a los votantes de Cabildo Abierto. El FA perdió a un sector y algunos de ellos quizá se fueron a Cabildo Abierto. El juego (del oficialismo) será reconvencerlos”.

Reforma rechazada

En paralelo, el domingo los uruguayos también votaron en un plebiscito. Se trató de una reforma constitucional llamada “Vivir Sin Miedo”. Sin embargo, la propuesta no se aprobó ya que logró solo el 46 % de los votos.

La iniciativa fue impulsada por el senador y excandidato presidencial Jorge Larrañaga, del Partido Nacional. En el plebiscito, se proponía sacar a los militares a las calles, endurecer las penas y habilitar allanamientos nocturnos.

Aunque la reforma no fue aprobada, el tema de la inseguridad seguirá estando en la agenda de Uruguay, concluye Sperling: “Con esta votación muy fuerte a favor de la militarizacion de la seguridad interna y con el eventual ingreso de Cabildo Abierto a una coalición de Gobierno, vamos a tener un auge del punitivismo y la mano dura.”