Marco Aurelio Hernández trabajó por 8 años, entre 2005 y 2013, en la aerolínea mexicana Global Air.

Y en reiteradas ocasiones piloteó el Boeing 737, matrícula XA-UHZ, que el pasado viernes se desplomó en La Habana, Cuba.

“Levanté en octubre de 2013, una demanda por falta de mantenimiento de los aviones”, relató al periódico mexicano Milenio.

Pero no fue escuchado y sucedió lo que temía: el avión cayó y dejó más de 100 muertos, incluido su excompañero, el capitán Jorge Luis Nuñez.

Incluso relató su paso por Chile durante dos meses junto a él a bordo de esa aeronave. Fueron inspeccionados por las autoridades en Santiago y les advirtieron las anomalías del avión.

“Este avión es una cafetera, te regresas porque esta basura no va a volar en Chile”, le habrían señalado tras la revisión.

En esa compañía, Hernández piloteó otras dos naves y desde 2008 reportó al propietario de la empresa sobre las deficiencias, pero nunca obtuvo respuesta. Acto seguido, en 2013 escaló sus quejas hasta Alexandro Argudón Le Roy, quien entonces era el director de Aeronáutica Civil de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

“Varios incidentes tuve, como fallo de motor, se nos fue el sistema eléctrico despegando de México en una ocasión. Íbamos a Cuba, el jefe de mantenimiento iba también, tuvimos que regresar y reparar las líneas de electricidad”, reveló.

Ante ello es que mantiene una denuncia contra el dueño de Global Air ante la SCT de México: “Sí hay que mandar una inspección fuerte para que no se pierdan más vidas inocentes que van, pagan su boleto, y este señor cobra y cobra”, acusó.