“¡Nos están disparando!”, gritaban el martes manifestantes en Matagalpa, norte de Nicaragua, un día antes del comienzo de un diálogo nacional con el que se buscará una salida a la peor crisis que enfrenta en 11 años de gobierno el presidente Daniel Ortega, quien participará en las conversaciones.

A escasas horas del inicio de las pláticas con la mediación de la Iglesia Católica, tropas antimotines reprimieron protestas de estudiantes, campesinos y población en general que realizan cortes de carreteras y marchas por todo el país.

El país amaneció casi paralizado por bloqueos en carreteras, principalmente en el norte y centro del país. Comerciantes de mercados de la capital, en tanto, resentían la falta de suministros de hortalizas, frijol, queso y otros productos perecederos provenientes del interior.

“Nos están disparando, no les da vergüenza, las calles son nuestras, atacan a la gente sin arma, cobardes. ¡Fuera!”, gritaban los manifestantes a los uniformados en la ciudad de Matagalpa, 127 km al norte de Managua, según un video colgado en las redes sociales.

“¡Nos dispararon con escopeta, vienen a agredirnos!”, se quejó en otro video un joven que tenía el rostro semi cubierto con una camisa.

Las clases en colegios públicos de secundaria fueron suspendidas en Managua luego que el lunes alumnos se sumaron a las manifestaciones iniciadas hace casi un mes y que dejan al menos 53 muertos y más de 400 heridos.

Desconfianza

La desconfianza entre las partes del diálogo es total y los opositores dijeron en un comunicado que “vamos a defender nuestros derechos y exhortamos a seguir en la lucha pacífica, hasta que veamos cumplidas las demandas del pueblo nicaragüense”.

En tanto, la vicepresidente y primera dama Rosario Murillo anunció que participará junto a Ortega y sus representantes en el diálogo.

“Mañana (miércoles) desde las 10 de la mañana, instalado el dialogo nacional por los señores obispos, estará ahí nuestro presidente, estaremos nosotros, estarán nuestros representantes”, dijo Murillo, que también funge como portavoz del gobierno.

Será un “evento histórico que con toda seguridad va a trabajar por la paz decididamente en nuestro país”, agregó en declaraciones a medios oficiales.

El académico y delegado universitario Ernesto Medina y la líder del movimiento campesino, Francisca Ramírez, denunciaron que fueron vetados por el gobierno para sentarse en la mesa de conversaciones.

“No estamos desanimados, vamos a seguir en la calle exigiendo que no queremos un muerto más (…) lo único que pedimos es cuándo se va Daniel, porque no puede seguir gobernando este país”, dijo Ramírez, rodeada de estudiantes en un plantón de Managua.

En tanto, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, escribió en Twitter que “hay que correr cualquier riesgo y enfrentar con dignidad a quien sea, con tal de dar voz a los anhelos de justicia y libertad del pueblo”.

El jerarca católico, un férreo crítico del gobierno, sostuvo que con el diálogo “hay que jugar una última carta pacífica por el bien de Nicaragua pero sin doblegarse ni venderse”.

“Vamos a estar alerta para que no haya maniobra de parte del gobierno”, declaró a la prensa la dirigente feminista, Azahálea Solís.

La visita, aún sin fecha, de una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es aguardada con expectativa.

El organismo dijo en Washington que el objetivo de la visita será “observar en el terreno la situación de los derechos humanos”.

La entidad se propone reunirse con todos los sectores, incluido el gobierno, a fin de tener un diagnóstico completo y adecuado de la situación.

La Unión Europea, en tanto, saludó como “un signo positivo” las conversaciones e instó a la policía a evitar el uso de la fuerza excesiva y que los grupos armados “deben ser frenados”. Asimismo consideró que la libertad de expresión y manifestación “debería ser respetada”.