Este miércoles, a las 14:08 horas, el Senado de Brasil destituyó a Dilma Rousseff, en lo que fue la culminación de un proceso que comenzó el pasado 21 de octubre, cuando un grupo de diputados presentó una acusación contra la expresidenta por maquillar las cuentas fiscales y autorizar gastos sin la aprobación del legislativo.

Una denuncia que en su momento no tuvo mayor repercusión, hasta que el 2 de diciembre de 2015, el presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, y uno de los principales opositores a Rousseff, acogió la denuncia y dio paso al juicio político o impeachment.

Tras una seguidilla de problemas con la Corte Suprema, recién el 17 de marzo de 2016, el presidente de la Cámara Baja nombró una comisión especial para que viera la acusación contra la ex mandataria y que recomendó abrir el juicio político contra la presidenta.

Luego de eso, el domingo 17 de abril en votación en sala, 367 diputados aprobaron iniciar el proceso de impeachment contra Rousseff, pasando la causa a ser revisada por el Senado.

Un trámite en el Senado

En la Cámara Alta, el proceso contra la ex presidenta casi todas las etapas sin ninguna oposición real.

El pasado 6 de mayo, la Comisión del Senado aprobó someter a votación a Rousseff para suspenderla de sus funciones, en una sesión que fue fijada para el 11 del mismo mes y se extendió hasta el 12.

La madrugada del 12 de mayo, 55 senadores votaron para suspender a la en ese entonces presidenta de Brasil por 180 días,, dando paso a que Michel Temer, asumiera como presidente interino.

Temer tampoco es un político que cuente con la venía del pueblo brasileño -su popularidad es inferior a un 14%- y durante su breve interinato, tres ministros han debido renunciar tras ser ligados a casos de corrupción.

El 10 de agosto de 2016, el Senado determinó continuar el impeachment, tras aprobar un informe de la comisión especial, reiterando las acusaciones por “crímenes de responsabilidad” contra Rousseff, por maquillar las cuentas fiscales en 2014 y 2015, junto con permitir gastos sin tener la autorización del Poder Legislativo.

El fin de este extenso proceso comenzará el jueves 25 de agosto a las 09:00 horas de Chile y se podría extender hasta el próximo miércoles 31 de agosto, cuando vote la Cámara Alta y -probablemente- decida que Rousseff deje de ser la presidenta de Brasil.

Un proceso que se enmarca en una grave crisis política que afecta a Brasil, tras el escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, y que se extiende a prácticamente a todos los partidos del gigante sudamericano, y que también llegó en un momento en que la aprobación de la ex mandataria bordea un escaso 10%, incluso llegó a estar en un 8%.

Temer será presidente de Brasil hasta fines de 2018 y sus posibilidades de ser reelegido con casi nula, pues no tiene legitimidad entre la población, ni un gran apoyo de la ciudadanía.